jueves, 24 de febrero de 2011

Cuervo



Ahora que elegí quedarme atrás
y el viento sopla tu espalda
deja ver una indolente cola larga
arrastrando debajo de tu pollera.
Ahora que el verdadero rostro se asoma,
un pez monstruoso, otrora
lo que alguna vez una nuca tentadora.
Como un abogado ampollado
por una sociedad hecha a su medida
camina con viento a favor
como todos los males que punzan la alegría.

Y no hablo de sus piernas
suaves como víboras
ni de sus ojos color cuervo,
huérfanos, vacíos,
ni de lo que oculta aquel seno izquierdo,
un corazón hueco
donde palpita un pájaro muerto,
un plato vacío
un niño sin techo
un perro envenenado
un docente asesinado
un instrumento roto
un político incorrecto.

Me recuerdas a Estados Unidos
tan bien partido al medio
con la literatura fatal
y la estética de cosmética
apostándole al dolor
con discursos de cartón
y tu impostura de amor
con las balas para negros
y su justicia para adentro.

Me tomaste de la mano
una noche que recuerdo
no fui yo quien se invitó al entierro.
Debo de haber estado ciego
para confundirte con un ángel de pelo moreno.
¡Cómo no pude ver
qué ibas a hacer con los secretos!
Me retuerzo en el error
y ahora que te conozco sé
que el mundo está un poco hueco
por corazones que llevan un cuervo adentro.

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