miércoles, 16 de febrero de 2011

Carta al niño de mi niño



Tu llegada fue palabra de pluma
en boca de mi hermano
sobre el papel inhabitado de los días,
un gorrión amasado
entre dos cuerpos de barro humeante, callado,

te anunciaste niño finalizando la tarde
comenzaba un nuevo día.
Duplicabas entonces la sonrisa de Cristina
y el llanto contenido de Roberto
cuando nos nombraron hace veintitantos años,
ya estabas aquí

sobre la falda aquella tarde, la guitarra
Escuchaba boquiabierta
la muerte del vacío
y tus dedos crecían en la flor de la madera

algo hay
de tu talón en mi sangre
y de tu frente en mi ombligo,
de tu pecho agitado en mi recóndito silencio
desde donde estás, seguro,
se oye claro el respiro de los pájaros
que hoy mueve los árboles simulando el viento

es la vida,
esto que golpea tu espalda pequeña
niño de mi hermano niño
de mi niño

vendrás
envuelto en un pan caliente
cargado de esperanza
pequeño fusil de Guevara
gritando de espanto
por este mundo de leche rancio.

Ya un nuevo árbol crece bajo tu piel
para los pájaros que no pudimos hacer volar
un nuevo fuego enciende las aguas del Jordán
para los peces plateados del cielo de invierno
en que vendrás
regando de risas y olores
los manantiales del dolor.

Con tu aliento las historias tristes serán polvo
y el agua nueva donde flotas lloverá
tu vida a nuestro alrededor
se teje como un nido de arroyo y pasto

La luna que te recubre es de piel
y dos planetas de leche flotan sobre tu cabeza
Hoy en boca de mi hermano
tus pies vienen cantando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario