lunes, 11 de julio de 2016







Es tu nombre. Las letras de tu rosada desnudez
tiemblan en la noche pálida congelada de azul.
La noche es una ballena criada en silencio bajo los mares del alma.
Allí donde espero a los pájaros con sus agujas señalándome el estallido.
La dulce hora de tu primavera inmortal.
Tu sombra devorando la claridad hasta encontrarnos
en esta cárcel de ternura y arena donde levanto una estatua de silencio,
rodeado de trompetas de cristal caídas del cielo a salvo de la muerte,
me ahogaré en tu sangre de paloma hirviente.

Nadaré en tu inquieta saliva de mariposa.
En tus labios de peces y espuma.
Con mis labios pulsaré las teclas del piano detrás de tus labios.  
Mis labios hechos para tu espalda, tu espalda de toro
alimentado a lunas y amapolas.
Y estos labios de pan duro listos para ser hundidos en tu leche.
Estos labios listos para dar vuelta la página y descifrar la tinta
de tu pulpo de pelusa.
La tinta de tu lobo nocturno acariciado por la lengua de mi hombre.

Ahora cae la luna y no estamos juntos para gritarlo.
Para apretarnos las manos como dos astronautas
arrojados al misterioso agujero negro del amor,
sobre los adoquines de madera y las casas de piedra y los árboles verdes,
pasan los días sucumben las noches y tu nombre no está conmigo.
Tú nombre cubriendo tu cuerpo tu fruta en mi boca inmadura
Tu nombre explotando de nuevas palabras en la madrugada
eclipsando el blanco planeta de polvo flotando en el espacio,
tu nombre es un barco de metal brillante perdiéndose
en el mar cargado de pescadores ebrios.