jueves, 6 de diciembre de 2012

Tortuga

                                               


                                                 Luego de un largo sumergirme
                                   en tu mar rosado y dulce 
                                 asomaré la     cabeza para ver
                              que la costa       aún está lejos
                        y tu cabellera se      agita en el horizonte
                            como un                      grito soleado
    que despierta los                                               pájaros dormidos
               en los hombros                             de tu tierra
                   duermen las                                estrellas fundidas
                       de la noche                          anterior.
            Se está tan cómodo                        en esta península
                 resguardado                                    entre tus costas.
                     Pero las aguas                      inquietas
                           de tu transpirar      me fuerzan
                         a seguir nadando   y entonces termino
                                            tierra  adentro.


domingo, 18 de noviembre de 2012

Periplo

Libros, en todo tu cuerpo libros para ciegos.
Y ojos en la punta de los dedos que nunca palparon
que nunca leyeron al subir por las rodillas 
la nota al pie que decía 
entre tu ombligo y tu ventana “prohibido enamorarse”.
Y así comenzó este periplo infatigable de siempre buscarte 
montado en una nave tripulada por mil ciegosque 
si no tocan no saben en busca de un puertoa esta altura da lo mismo 
caer en las fauces del mar
que se trague los días que restan para verte
o en el ojo de un volcán que disuelva
esta piedra en la garganta que es tu ausencia.

El periplo de buscarte bajo la luz dilatada de la luna
y en el eco de un silbido perdido
en la garganta del mirlo y el dormir del grillo
al comenzar el día
en un nido abandonado de paloma
dentro de un caracol
donde resoplan las tormentas
y en cada uno de los ángulos en que el día se despierta
para desperezar esta distancia al caer la noche
y acercar los labios besar el corazón
y depositar un clavel de risas sobre la tierra del alma
donde te tengo delicadamente enterradita. 
que se trague los días que restan para verte
o en el ojo de un volcán que disuelva
esta piedra en la garganta que es tu ausencia.
El periplo de buscarte bajo la luz dilatada de la luna
y en el eco de un silbido perdido
en la garganta del mirlo y el dormir del grillo
al comenzar el día
en un nido abandonado de paloma
dentro de un caracol
donde resoplan las tormentas
y en cada uno de los ángulos en que el día se despierta
para desperezar esta distancia al caer la noche
y acercar los labios besar el corazón
y depositar un clavel de risas sobre la tierra del alma
donde te tengo delicadamente enterradita. 

martes, 13 de noviembre de 2012


Gotas

El gastado telón del otoño, la opacidad del invierno, la primavera detenida en puntas de pie, los matices espejados de la memoria, la palma cerrada sobre sí misma cuando se olvida que está sola, las velas que iluminaron espejismos de sudor hoy cubiertas de polvo, las venas infernadas iluminando la oscuridad, los peces copulando en otro río, los ecos de conversaciones desnudas, la historiografía de un romance que respira bajo tierra, las caricias convertidas en cadáveres alados, la misa de la música haciendo coincidir los planetas, el amor imposible que ablanda en soledad, el lavarse la cara con tus manos antes de enfrentar la calle, el sueño de vapor que te abraza detrás del espejo, la promesa a solas frente a tu laberinto, tropezar con las propias palabras y ensuciarse con la tierra de uno mismo, el prólogo a la compañía, conversar con tu fantasma, la mirada comprensiva del perro en la falda, la mano del instinto animal que domestica las leyes de lo humano, el animal agazapado en cada poro, el erizarse por nada, los extensos campos de sábanas donde alguna vez nos reímos del azar de estar juntos en esta lluvia que anunció la semilla de un nuevo día y apagaste con el ego de tu fuego, la horizontalidad de la muerte, la claridad emocional que llega con la noche, la felicidad a pesar del rechazo, el amar mas allá de la ausencia, la fidelidad como espada contra el individualismo, las pantallas de colores que oscurecen paisajes y pequeñas batallas, el golpear a la izquierda para justificar que no se lucha, la linealidad con que nos convidan, la denodada voluntad de distraerse con noticias que postergan lo urgente, la periódica tinta azul que oculta la sangre de los márgenes, la obsecuente satisfacción de estar informado, la ficción de los papeles en el teatro de los barrios, la deliberada omisión del barro, la mierda que se les ve entre los dientes cuando ríen, el tapar con tinta a Darío, a Maxi y a Mariano, el adivinar las excusas que levantan como máximas para argumentar el silencio, la carrera con los otros contra uno mismo, elegir un instrumento y soportar las burlas sostenerlo contra el pecho para que suenen las tripas adentro, el diálogo sincero y distraído con los compañeros por las tardes, el no intencionado educar de las compañeras, volver a arar un lugar en el mundo que nos quitaron de aquí a treinta años para los hijos de los amigos que ya no se acuerdan de nosotros, ejercer la humanidad en esquinas anónimas, hablar los sentimientos nuestros como si fuésemos niños, la fe en las santas escrituras llamadas cartas de amor, la desvergüenza del amor como bálsamo para soportar el egoísmo, la defensa del ridículo frente al sano juicio de los enfermos de expresión, la práctica de lo narrado y no la teoría que es mera conciencia por no animarse a ser filosofía de lo humano, “la teoría al suelo” de Rodolfo Kush, el Jesús del Greco que alumbró la soledad del cuarto de mi madre, el respetar las inclinaciones de la conciencia, el desafío de comprender antes que la paz soberbia del negar, el valor emocional del elefante frente al rifle de la inteligencia, el galope a contramano por la calle de los mandatos sociales, el pasar sin dejar rastro con la sonrisa en el rostro, el hablar de lo que uno  vive y no de las muertes con que cargan los demás, los restos de comida sacados al cordón de la vereda, el arrojar las migas al techo, el viajar con el agua que se toma hacia el revolcarse dentro del propio pecho, el suicidio cotidiano de la sonrisa, la lectura equivocada de los mapas para dar con amigos que no estaban contemplados en el mundo en que nos criaron, el seleccionar las herencias, la libertad de desarroparse de lo amorosamente arraigado que no nos permite crecer, los movimientos en el alma que abren grietas con flores de sal, el no negar a nadie antes de abrir los ojos, el cerrar los ojos antes del encuentro, el imaginarse que se podría haber nacido en otro niño y ser otro hombre, el único día de las mariposas que no nos animamos a volar, la gimnasia del asombro a cada objeto, el instinto dormido de apretar lo viejo como recién nacido, las huellas del parto en cada palabra, en cada gesto, la redención de los errores ajenos, las piernas apuradas del reloj, el tiempo sin ropa interior, la copulación de las aves en la garganta de Luzmila Carpio, la entrega de Charly y el filo de Luis en el cuero del castellano, el destino de comprenderlos, la suerte de no ser inglés, los libros que dejó papá para los ojos que nos dio mamá, los discos que compró papá en los oídos que abrió mamá, el abrazar el caballo con las piernas, tu pelo un atardecer el monte cercano a aquella casa, la furia de un tiempo indomable, la última sonrisa que dejaste humedeciéndose por siempre dos pasos adelante, el no tenerte de testigo en esta lluvia que me lava la cara con tus manos.

jueves, 25 de octubre de 2012



Carta para Bongo



No tiene fondo el pozo en el cielo del patio
Tampoco la caricia atardecida de un viernes por la mañana
cuando las flores nos quedamos a despedir tus mariposas
 con las campanas inclinadas hacia la orilla de tu boca.
No es la lluvia de tu voz Bongo no, quien ablanda las piedras
al borde del lago que llaman alma

ahora por siempre de tierra
nos enmudece el silencio en lo breve del blanco
el gemir enronquecido en las horas de pasto
cuando la noche pierde sus contornos
y nos encontramos mano a mano con tu agua
en el charco del vino en la Frente como abrigo

Es tercer sábado de octubre y quienes quedamos nos vamos de río
para volver hacia uno mismodetrás de tus pisadas
Porque el río sana las manos con tu cuero marrón
levantamos la vela y te decimos adiós Bongo adiós
a tu cuero marrón que envuelve la luna
y esta sonrisa comprometida con lo cotidiano

No se trata de llorar río abajo Bongo
donde el llorar es una manera distinta de Poder
donde el llorar es un río claro hacia las íntimas tierras del ser feliz
en este mundo de sentimientos cobardes Bongo
sólo los valientes lloran felicidad
tan sencilla como la alegría de quienes llevan un atardecer en la sangre.
Por el parto del futuro. Por esta guerra en el mar de la vida.
No es el llanto quien nos moja los pies
sino el río al evocar tu mimoso lloriqueo
enronquecido por gemir en las horas de pasto

como si la madera no te hubiese señalado el sueño
en este día amamantado de duraznos
nos sumamos al rosario de aves cristalinas
con la certeza de encontrarnos y reírnos al sur de la vida
no te duermas Bongo, no te duermas
que ya estamos en camino hacia la raíz con la esperanza
de que esta muerte no es más que el principio de un cuento desconocido.

Por eso cavemos hasta encontrarnos
con la cabeza hundida en el sol de Santa Ana
que perseguíamos cada tardecita de mate amargo
en que ladrábamos hasta el final del camino perdido
nos espera un sueño de pan amasado de sol
a pesar de los golpes bajos en las plantas de los pies
en lo más bajo de un mundo enriquecido de ignorancia
permitinos descargar tu tristeza en el ya triste barrio de Malvinas
que es hijo de los niños que amanecerán eternamente en pata
gracias a todos los que tienen paciencia porque no les duele la panza.

Tuviste que ver esto Bongo un jueves
Y conocer a Bety Maru Marta y Abelino para irte lento un viernes.
Y el sábado nos fuimos al río para celebrarte necesitamos sepas
Que al enterrarte bajo el naranjal no te despedimos
mas bien te plantamos bajo cielitos redondos y dulcecitos
por eso dormite Bongo que ya vamos.

Solo esperamos no te ofendas si te usamos de mesa
para nuestrasconversaciones o si de pronto ves desde abajo
que la tierra es un mantel de risas de estrellas y de migas
no te ofendas Bongo si te plantamos a los pies tendidos del atardecer
es necesario sepas que te abrazamos con la sal
que duerme en el durazno de cada uno de nosotros tus hermanos
con la alegría que entendemos los perros que nos quedamos

cuando te cruzamos del otro lado del cielo en este rincón de pasto
que es un secreto ciego sordo mudo
tan mudo como la lectura de este poema que leemos
con una voz mas baja que el silencio
nosotros tus hermanos necesitamos que sepas Bongo
que tu sombra es una luciérnaga que nos espera en la oscuridad
pero aquí estamos hermano saludándote
en el sol del mientras tanto.

martes, 16 de octubre de 2012

Lluvia de lunes negro
tu agua desnuda su repetido talón de ausencia
la entrepiernas florida de una primavera de uvas
y la noche convierte cada hueco de silencio
en un bosque de albahaca que inunda de tinta roja la sangre

lluvia de lunes negro envuelto en horizontes de sábanas
que anticipas el verde de su cuerpo en madrugada
despierta las cigarras con tu calesita de viento
ayuda a los árboles...

a quitarse los zapatos
para que con su lengua de agua subterránea
absorban este hambre sediento de sol
de niñas y niños que no conoces
que no conocen las plazas donde hasta las palomas son felices
los históricos cuerpos de pan dentro del pan del olvido
hacia donde vamos mojados en leche

lluvia de lunes negro 

tu cuervo aúlla dentro del acordeón de esta noche arrugada
que es una boca de tierra una ventana  
donde hierve la carne lejos de su carne
los pies a mil jardines de sus pies
esas semillas que funden planetas y santifican infiernos

lluvia de lunes negro tú sabes que tu agua desnuda
hierve en un volcán de peces
temerosos de beber del arco iris levantado de almidón
bajo tu sombra donde acecha el fuego
este fuego que se deshoja en pequeños pétalos de albahaca
mientras cada cual en el rincón de su cama peina el miedo
frente al espejo del temor se quiebra incluso la rima
y una hormiga se infla igual a un elefante

lunes negro de lluvia clara detén ya
esta procesión de octubre
donde cada cual reza a su amor
hincado en su propio cementerio
ya celebramos el entierro del invierno
y nadie le llevó flores salvo la primavera 

que explota sin vergüenza sus ovarios 
sobre los restos de la madera vieja
demos un paso no nos quedemos
en el capricho infantil de ver llover 

cada cual su tibio mar de pudor

porque en este mundo sólo los muertos
pueden decir de qué se trata el paso del tiempo
ellos adelantan las horas en tu ausencia
no ves acaso el anticipado fosforecer de nuestros huesos
los árboles detenidos 

no son no mas
que lágrimas petrificadas de la luna
en esta noche que encierra a cada uno en su noche
y cada cual en su noche es un valle de albahaca
y cada cual en su noche es un torbellino de estrellas


espuelas para el potro de un destino que galopa
en la espalda de la primavera 
cae la lluvia muerta y la distancia es mas distante

en el repetido talón de tu ausencia
chorrea este lunes negro iluminado de lluvia
entre sábanas de vino
duerme sus labios la primavera fatal
lo sé
es la estrella que es cada uno
de polvo
de luz
de eterna madrugada.

(de este martes que también parece ser hermano de la lluvia).

miércoles, 10 de octubre de 2012

Cuando feliz


El día está emplumado de amarillo en esta espera feliz
por el trazo sonriente del pájaro negro 
que con sus manos de raíz cierra los ojos 
en la hora en que el 

mármol se distrae en río
en su ombligo azul se incendia la risa
del sueño que dormimos separados
porque los perros caen en primavera
bajo los pies del árbol donde duerme la cabeza el sol
el hombre apenas el hombre la mujer
sin penas la mujer sin penas el hombre
con los contornos de la sangre en un hueco
se acerca el pájaro negro y aquí la sonrisa
porque al menos se intentó este azul
de interpretar la muerte en la flor y el infinito
intento de juntar las manos a pesar de los años
el compartir callado un atardecer furtivo
el amor supo escribir en un cielo negro
sencillamente silencio
los libros duermen a reparo del viento
aquí alguien sembró de dientes la fruta negra
tierra adentro
el cielo es de una lluvia púrpura
la llave de la puerta mas honda
descubre un secreto sin palabras
no fue posible sembrar un grillo en su estrella
y aquí en la muerte la flor se diluye
con la lluvia tierra adentro
envuelto en el mantel de una casa vieja
masco el dulce verde de nuestro patio pequeño
pájaro negro flor blanca abrigo
pájaro negro blanca flor del limonero
sé que en tu vientre de siervo duerme el león
y el ojo de la estrella es esta pequeña luz
hermana mariposa
al fin este día de pan en la borra de tu sueño
sed de este desierto de agua sin mar
donde vuelvo vivo después de tanta muerte
resucitado después de tanto tiempo muerto.

sábado, 6 de octubre de 2012

Bolivia
   
No puedo alcanzarte y sin embargo te toco
en esta forma de dialogar contigo sin palabras
con la tristeza carnavalesca del charango
que ríe hacia afuera en polvaredas
y llora hacia el inetrior de las montañas
cargadas en los lomos de tus burros
y las espaldas curvas de tus mujeres
por cargar niños y comidas,
casi siempre más niños que comida.
 

Por el mar que te han quitado
hasta tu suelo te duele Bolivia,
tus rodillas de sal clavadas en el cielo
donde ya no caben muertos
en el vientre de tu tierra
hambrienta y descalza,
ahora es cuando golpea el puño de tu sangre
 

abres tu mano y un niño de madera llora
es este charango desde el árbol
con la electricidad del trueno que defiendo
porque no es consuelo el frío de Europa
y sus eléctricas sirenas de falsa plata
para este tesoro enterrado del sentir.
 

Porque la revolución no podrá ser profunda
si no da con la raíz del agua y la danza,
fallecerá si pretende ser sólo política
por eso hay que tocar palpar tu música
de diez cuerdas donde chilla en aguayos
el dolor de toda América,
es esta mujer que espero en el espejo
hundido de tu lago
y tu isla de Sol y Luna de amaranto

mientras se tapa el frío con el cuero
de seis perros uno de ellos Bongo
porque así se hizo llamar Ernesto
a quien multiplicaron igualito al fuego
y no fue por su pelo de pasto seco no,
sino por su fusil de revivir hombres muertos

y aquí la interrupción de tu sangre Bolivia,
tu música que es abrir un pájaro dormido
con una piedra afilada
al borde del atardecer que sangra maíz 

sobre el color de la tristeza de un cabrito
perdido en el silencio de esta noche de tela,
te siento igual a un trueno
en la boca de Luzmila y los colibríes en las manos de Centellas,
en la intimidad de mi casa lejos de tus casas
arrancadas al suelo y la piedra
como un sueño de agua
te tengo aquí conmigo Bolivia

en tu barro borracho de ojos ahuecados
y en los rostros afilados con las manos
de las mujeres que nunca fueron jóvenes
y en los caminos dentados que mastican hombres
y hacen gárgaras con el río allá abajo
con el pesar de la historia canta
habla Bolivia
en el silencio de su noche eterna.

miércoles, 3 de octubre de 2012



Esta soledad sin arquitectos, reglas ni parámetros
llegó una tarde de barro arrastrada por un río calmo,
era una vela traída por una viuda
con la mirada de un santo

y fue un hijo en la noche que despierta exaltado
por un extraño sentimiento de muerte
y alumbra una semilla antes del parto
con su canto de madera
el pájaro estremece al árbol 
cuando la luna delata al caracol al platear su camino

brota esta hermosa baratija de flamenco
que viaja sin descanso por el mar desierto
sin testigos, sin distancias, sin aliento
esta soledad rosada y rauda
hermosa y sorpresiva como un viento

un viento de enredadera
que golpea en la campana 
y atrae ángeles con un martillo de silencio
cuando te fuiste Eras sin boca 
porque yo te besaba en laberintos de palabras
donde paseabas con dragones de hielo en los bolsillos. 
Es tarde para decir tarde porque ya es de noche 
y aún te escribo por no buscarte

Porque escribirte es acercarte 
desperezar el llanto en el niño risa
reír amarillo parado en la lengua del canario
recordar chiquicientosmil futuros,
renombrar lo gastado, 
dar con la estrella de tu mano 
que alumbra el piano del silencio, 
subrayar con un tallo las ideas secundarias
las pequeñas estaturas,
visitar al ángel cerrajero y que al fin 
abre al espanto del redondo punto final
sin testigos, sin distancias, sin aliento.
Esta soledad rosada y rauda
hermosa y sorpresiva como un viento.

martes, 2 de octubre de 2012

Definitiva


Porqué escuchas los pájaros huecos que te arrastran
hacia el hueso de la soledad en que están enterrados
y se llevan la primavera tormental
atada
tu mujer
no lo permitas
que duerma hasta el final con el polvo de Catamarca que pusiste entre mis dientes
tener que taparme la boca con una paloma y ver el cielo volar sobre la calle de tierra
lejos de la ciudad donde la noche deja caer sus rejas
y los sentimientos se encierran en la cárcel del pecho curvo
si ya en las esquinas sin plumas los perros duermen doblados de frío

hace tiempo en el barrio estallan disparos se encienden sirenas
existen los recortes no es que quiera afilarme en ellos
pero el asfalto raíz de ministerios nunca tuvo oídos
para sus hermanos de frontera
y no es por susto este sentimiento de ser tu hermano menor
sin vergüenza pero sí con estatura
ocurre que mientras la rutina les inflaba la panza de perpleja y aburrida satisfacción
y crecía la renta nacional y los profesionales se estiraban de alegría
por un pobre aumento de espuma que prometía ver el mar a fin de año
aquí a los pibes se les retorcían las tripas y las manos
por encerrar el cielo en una bolsa de poxirán

palpo mis costillas al pensar en ti
aquí la cárcel del alma tiene por almohada el estómago
veo ahora que estos barrotes no son tallos
y que los ángeles no necesitan bicicletas amarillas del color de las flores
porqué detienes tu elefante con palabras
si el amor no se rasca con deberes ni consejos
porqué escuchas a los cuervos que te arrastran
hacia el hueso de la soledad en que están enterrados
llevándose la primavera roja tormental
tu mujer
no permitas que te quiten las hojas del pelo del otoño
ellos no tuvieron de testigo el invierno en nuestras manos
cuando fundamos islas y pusimos la luna sobre el lomo de los escarabajos

aquí te ofrezco la mano masculina de tu niña
para tapar tu cuerpo con una sonrisa
acerca a mi destino tus pies para que pueda caminar la mujer que llevo dentro
hacia el ejército de hombres sin libros ni guitarras
a quienes de grandes cortaron sus ramas
para que no suban su niño a los hombros
sólo dame cien años para confundirlos con abrazos
fusilarlos con el plomo de los besos antes de traer mis hijos
las semillas laureadas en tardes frutadas

que la convicción de nuestro amor son estas compañeras de árbol y leche
congregadas en una asamblea de brazos
hacia el crepúsculo antes que las atrape la noche definitiva
que no es nuestra vida pero sí una manera de quitarle del rostro la sal al futuro
para que los niños y niñas no tengan que llenarse la panza
con pescaditos de harina que se ahogan en el hambre
toda la vida
es aquel beso en la cocina el abrazo al borde de la escalera vacía
al interior del corazón precipitado a tu seno derecho
y la pampa de tu pecho replegada en este bombo

la pelea para saber quién se es
la lectura horizontal de Redoble por Rancas en tu voz ondulada
de cuando éramos descalzos
y el reloj se volvía lento y espeso por tanta humedad
como un pájaro que intenta volar en la sangre
de los hombres y mujeres asesinados que levantan la palabra
y se desnudan en risas bajo tierra porque tu nombre y mi nombre
no andan trenzados de los labios
pero no de la escritura infinita que corre por las rejas del alma
y vuelve al polvo donde la última vez gritó nuestro amor Catamarca.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Rosado reloj de enero

Rosado reloj d
e enero
no sé si es en memoria de tu piel
o tu pollera tejida por las aves
que camino por la calle con la levedad de un ángel
que pisa un cielo sin fondo
apetalado nido de tela aromada
que agitó las alas de la tarde cernida a tu pollera

tu pollera que estremece la nostalgia
es tu palma en la tierra del alma
tu pollera
que escondía un horizonte trazado entre tus piernas
bajo tu pollera se asomaba la noche
cocinaba el verano
y junté leña para el invierno

donde sacudía la tarde en el pueblo bajo tu campana
como una flor de fuego
tu pollera inventó el viento
con sus voces y arrebatos
puso el sonido del mar en la copa de los álamos

tu pollera carnaval de la tierra
campana de la risa campana de fuego
tu pollera y sus dos agujas
antes de ti no existían medidas para el espacio
noción del paso del tiempo
donde duermen caracoles
.

miércoles, 19 de septiembre de 2012






En qué cementerio del olvido te enterramos.
En qué horizonte sangrado se apagará tu grito perpetuo
y esta historia del país por qué costado nos pasó
tarde o temprano los huesos van al mismo corredor
hacia el rincón de tu mirada aquella tarde de sol
después de pronunciar las palabras justas
hinchadas de muertes que respiran 
como cuerpos inflados de sol
dónde dormirás en esta noche de la historia que narraste
de palomas bajo el mar
y pichones sin nido del olvido ni perdón
mientras al país le falta una generación
de dirigentes, niños y mujeres
hoy tu partida forzada es una bala
en el corazón del pasado
florece nuestro jardín de espanto signo atroz del futuro
que la ideología es el parto de la sangre
descalza busca calor tan ausente en estos días
la pregunta primera, la mas blanca se perdió. Dónde está el mundo
qué será de nuestros niños qué será de vos
Señor
mientras Marcelo vos y yo bailamos
Jorge Julio López busca un corazón.

lunes, 17 de septiembre de 2012

No existe ese azul llamado tristeza. No busquen tal cosa.
Los ríos no se distraen en dar de beber a tu espalda
inventan nubes y tormentas
en los picos de los pájaros se aprietan nidos, frutas, paisajes de agua,
no necesitan para volar escribir la palabra libertad
sino que rompen la copa del árbol de cristal como alegría entre las manos.

Porque mientras los hombres pierden tiempo en salarse el ánimo
la madera cuenta los años de su alma en anillos de madera
giros de luna alteran los mares y dirigen las ballenas
trazos de estrellas encienden planetas de polvo
otoños y primaveras hierven en volcanes de palabras
veranos e inviernos bocetan el destino de las abejas.

Cosa muy distinta es que el mar esté lejos, ella esté lejos
el mar rodée su cuerpo
con su brazo de fuego azul
y en sus ojos de mar, lejos
naveguen barcos muertos

dentro de uno de ellos, lejos
un hombre se ahoga en la boca de una mujer.
Porque es aquí donde se pueden olvidar los sueños,
perder los zapatos y hasta la historia del mundo
es un hombre dentro de una mujer y así sucesivamente

los barcos lanzan redes tejidas con su pelo
contra el hambre y el viento
silencioso laberinto de niños que flota
en el mar cotidiano que llevamos dentro
el sol hierve
en los ríos azulados de su mar
en la cuna de su pecho circular
no existe la tristeza, vean,
yo les presto esta mujer con que sueño para que rían con ella.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Pelo rojo


Pelo rojo catarata porqué te enredas en las agujas del reloj
detienes la sangre del tiempo 
envuelves el cielo de esta manera
y techas los pueblos con pájaros en cuya voz corcovean caballos
si ya bajo los brazos de Vicente Rojo dos fusiles se quebraron con gritos de plomo

por defender su república durante la guerra civil
tus dos rodillas se doblaron en las costas del faro que se levanta mas allá de mi ombligo
Cuba es una herida solitaria y volcánica pues ningún otro país la siguió
sino que todos los países elegimos el camino de lastimarnos hacia adentro

aquí está también la explicación de tu exilio y soledad Vicente   
que con tu partida adornaste las aulas de Bolivia  para regresar
callado y mas viejo con flores a Madrid
en el ‘58
otro Vicente Rojo esta vez mexicano se desnudaba
con su pintura figurativa  quizá para orientarse
en la oscuridad caótica de este mundo gris bañado de marionetas con pantallas en las alas
te encontré igual a un pintor gracias al juego de colores y geometrías

logré orientarme en estos tiempos en que el verdadero matiz de la locura
devela los engaños 
es necesario pasar por demente y sostener el corazón crepuscular 
ser distinto frente a los espejos de carne sin pared que se ríen
ser distinto
porque los iguales no transforman el mundo aquí

danzan las aves al interior del frasco ensangrentado que es el cielo
y el mar rojo se inclina hacia las costas occidentales de Arabia
en tu novela Rojo y Negro Julien Sorel
comprendo ahora tu frágil deseo de ascenso 
al trepar hacia la boca atardecida de floripondios
baja por las venas el color de los telones transparentes donde te escondes

detrás de la frontera de un sueño lento
disminuye el tono vascular periférico
pero se paran los Guardias Rojos cuando Mao Zedong deja caer sus párpados
para vaciar los ojos de dólar a Washington luego de arrancarle el pico en Vietnam
not ie 

aún no me rindo simplemente callo mi boca con tu piedra estomacal atada
a las alas del paraguayo Liberato Rojas derrocado por su propio partido
ellas guardan algo tibio aún y no es sólo tu voz
tampoco tu campanilla genital
que suena en el silencio de este rojo rincón de la historia que supo opacar
un venezolano pintor Cristóbal Rojas con el infame ladrón de Cristóbal Colón

reivindico su calavera sin sal 
su mar sin carabelas
la tinta que abrió sus piernas para que pueda parir dos libros
La muerte de Girardot y El purgatorio
de este país de pulso acelerado con nombre de metal y flor en que te escribo sin respirar
reivindico tu cabello rojo catarata.
Atardecer. 

martes, 4 de septiembre de 2012

Tu cabeza

Cuando el abuelo nos invitaba a almorzar y degollaba las gallinas nos quitaba el hambre. El animal corría a oscuras bajo el sol y golpeaba contra las paredes y los árboles del patio, daba algunas vueltas alrededor de
la bomba de agua escupiendo sangre como una fuente, y caía rendido. Recuerdo ésto porque es lo que debería haber hecho contigo la última vez que viniste de visita. Aprovechar el eclipse de luna para ocultar tu cuerpo en el galponcito del fondo luego de cerrucharte el cuello con la pala de lata que dejó abandonada el viejo malparido que me cobra el alquiler, y esperar que cante el gallo de cresta más roja para colgarla de la rama mas fecunda del ciruelo. Una vez que la última gota de tu sangre haya dado de beber a su raíz, en la pequeña bandeja de bronce traída de la India que cuelga sobre el marco de la entrada principal de mi casa te peinaré con un caracol traído de Cabo Polonio y llevaré a la cama, hay que darle de tomar vino a tu cabeza hasta barrer con la última uva de la tierra mientras leemos poemas de Pizarnik hasta marear el amanecer. Repetiremos hasta aprender de memoria aquella que dice en su última estrofa: “... te remuerden los días, te culpan las noches, te duele la vida tanto tanto, desesperada, ¿a dónde vas?, desesperada ¡nada más!”. Creo se llama “La enamorada” y está en la página cincuenta y tres de su obra poética completa, en una edición a cargo de Ana Becciu. ¿Becciu querrá decir “beso” en Maorí? El Maorí se habla en Tahití, donde Gauguín escribió sobre la puerta de su casa “Tefarurú”, esto es, “Aquí se hace el amor”. Tahití será el lugar donde nos iremos a vivir tu cabeza y yo. Pasaremos las tardes de mar adornados con collares de flores bordadas, comeremos cangrejos y de postre, melón rosado. También leeremos aquella poesía que reza: “Hay que salvar al viento. Los pájaros queman al viento en los cabellos de la mujer solitaria que regresa de la naturaleza y teje tormentos. Hay que salvar al viento.” ¿De tus cabellos? Hermosa mujer de lengua larga y fuego lento, mientras yo toque guitarra, reposada tu cabeza en la almohada susurrará mis alegres tormentos, aquellos de lobo en la cresta de la noche que hasta ayer fue sólo un sueño. Amo tu cabeza. Mi fascinación por ti es como la de comer pescado pero al revés: lo que menos me interesa es tu cuerpo. Por lo que me comeré tu cabeza y donaré lo demás a la carnicería “El uruguayo” que está a la vuelta de la esquina. Hay que repartir el pan. Soñaremos juntos, conversaremos dormidos hasta entrada la noche junto al esqueleto de las palabras que tengo vedadas. Dado que me considero un tipo vergonzoso, te sacaré los ojos delicadamente con una tapita de licor de dulce de leche para que no puedas verme desnudo por la mañana y me los comeré. ¿Ojos de pescado con dulce de leche? Si. ¿Acaso nunca han visto a una piraña hincarle el diente a una sirena? Despertaremos para besarnos cuando despunte el rocío, iré al trabajo. De regreso... herviré tu cabeza en el arroz que doy de comer a los perros y en la segunda noche colocaré tu calavera a los pies del jazmín para que en su interior canten los grillos. Al tercer día resucitarás como Jesús a quien todos creyeron muerto y te dejaré dormida en la puerta de tu casa. Nunca recordarás lo ocurrido.

jueves, 30 de agosto de 2012

Gordo

Monstruo de manos delgadas hoy escuchamos retumbar en el aire
tu voz que humedecía la sangre,

paloma de caricias laureadas en la caverna del silencio del mundo
como un hombre en soledad
gordo niño que habitas en la paz con tus canciones
minotauro del tango con hambre de amar

se ha callado tu guitarra para oírte cantar solito
nos sacabas de la mano para andar por los labios de la risa
soplaba una alegre tristeza desde tu garganta
se escuchaban los ecos de un farol repleto de grillos
y la piel era una calle de adoquines después de llover
al escucharte cantar la vida mudaba en cristal.

Se ha callado tu guitarra como muere un animal
en el alegre zoológico de tus melodías
gordo
los ángeles guapos del tango te han sacado a pasear
y has dejado a tu guitarra boquiabierta
tibio y querido animal que nos hacía hincar los dientes al cielo
algo semejante condenó a Rocinante a pastar
en los campos verdes de la soledad
sin su jinete La Guardia detuvo su espada vocal
y nos quedamos con el eco de tu aletear gordo
con tu voz que nos componía una ventana donde descansar.

Monstruo de manos delgadas
aún oímos retumbar en el aire
tu voz emocional humedeciendo la sangre
una paloma de caricias laureadas
que crecía de tu caverna como un hombre en soledad
monstruo solitario que habitas en la paz de las canciones
minotauro de tango con hambre de amar. 

viernes, 17 de agosto de 2012

Primera palabra

Despertar en mitad de la noche con la impresión de que el mundo está en coma por morir y se ha encontrado la última palabra, o desvelarse con la certeza de que el mundo se encuentra a punto de nacer y hemos hallado la primera, aquella palabra sin montura, sin templos ni rezos, sin dudas y sin vuelo, sin contornos e imágenes, desperezándose aún en el nido del poema, la palabra balbuceada antes de aprender a hablar veintinueve años atrás, la palabra que por no poder ser fue primera sonrisa, el primer miedo, de aquella época en que a pesar del pañal nos cagábamos hasta la espalda, la palabra que llovió sobre la mirada cayendo de los cabellos mientras tomábamos del río de mamá, la palabra asomando sus dientes, la palabra aprendiendo a caminar, sin vergüenza, sin ropa, la palabra quebrando la siesta, la palabra que condujo al instrumento, la palabra previa al trabajo, antes del auto, la palabra sin cáscaras asfálticas, aquella de rodillas negras que se comía los mocos, la palabra que jugaba con los perros en el comedor mientras se freía la cebolla, tirada entre libros, lápices y discos, la de cuando no se prendía la televisión por no perder la palabra, la esperada palabra que se llevó el viejo luego de diez años en cama, donde no entran todas las risas y guitarras en noches inflamadas, la palabra que conocen nuestros hermanos, la misma que caía de la tarde con sus pétalos en llamas cuando salíamos descalzos corriendo a caballo y nos hacía subir hasta la copa de los árboles para encontrarla apichonada, la palabra raíz de la palabra, la palabra que no logra aún me extiendas la mano, la que da de beber y andar todos los días, la palabra de pan que ha perdido para el hambre significado, la palabra que empuja banderas y desarrapados, la palabra que te despierta en  mitad de la noche con la impresión de que el mundo está en coma por morir o a punto de nacer, y al intentar ser escrita se ha olvidado.  

jueves, 16 de agosto de 2012

El arma bajo el ala

No basta con el aliento para enrojecer el otoño o amarillar el invierno, es necesario reír con los dientes, hincar las espadas al juicio sutil del ojo que tiende la trampa. Es el pan duro que tenemos la ventaja de morder. Nuestro poder es la invisibilidad, la raíz que da de beber al fruto crecerá desde el estado marginal hacia el centro por el trabajo cotidiano exento de la chapa fría del curriculum que justifica la ficción de los papeles. Es sabido que quienes cavan zanjas se hunden en el hambre y quienes tienen la suerte de estudiar muchas veces conducen el trabajo hacia el sueño de subirse a un auto volador. El techo del hombre es bajo. Es a veces, comprarse una casa cuyo costo es la prostitución de su propia ideología o peor, de su alegría. Que no nos distraigan. Nuestros pichones no tardarán mas que el viento en crecer. Porque la tragedia del hombre es el tiempo cuya cuerda no es girada por la mano que nos dieron para vencer, los plazos, las edades a que debe ajustarse la alegría, los partidos que nos hacen jugar sin traspirar la camiseta, los proyectos reducidos a obligaciones que estamos obligados a leer, las tintas que replican las historias de una suerte de pasado rendida a nuestros pies aulla de dolor como una bestia indomable. Para quebrar el proceso es necesario sembrar el camino con las cosas que mas cuestan y que son las que mas nos hacen crecer. Toma por el cuello la sangre que no da de beber mas que al fantasma con que te intentan disfrazar desde la mañana hasta matar el día. Entierra lo heredado que no sirve a tu tierra, sé tu propia lombriz en la oscuridad y no levantes la voz para decir que estás tragando mierda, sino transfórmala en silencio en tu propia cáscara. Busca tu espina y clavátela como si se tratara de un pincel, hecha a andar con ella dentro para endurecer la piel. Ahora tu paisaje logrado es de piedra, tus caballos no se bajarán de este carrusel. Serás hombre o mujer entre sujetos con el mejor de los cañones bajo el ala: la sonrisa como flor de la tragedia por no escuchar llorar mas que a los pájaros a quienes pones en las manos las riendas del cielo.

lunes, 6 de agosto de 2012

Amarillo





Cerró los ojos. Encendió el recuerdo. Tuvo la impresión de que el mar estaba cerca. Volvió a la escalera y la lamparita encendida durante la tarde y el conejo encerrado en la jaula de la veterinaria de al lado. La sal comenzaba a arrugarle el pecho. Entre la incertidumbre de la media luz y la falta de certezas eligió la despedida. A la suerte indefinida del gris se inclinó hacia el púrpura de la soledad. Proscribió hacia el interior su estrella oscura. Frente a las velas apagadas sobre la mesa de luz, arrodillado, el otoño se frotaba las manos y en las sombras del rincón ardía la humedad de hojas de tela y olor a ropa vieja. La nave de su casa debería ser rearmada con restos de lo humano.
El funeral de mediados de junio se levantaba sobre la misa de los cuerpos que aún veía tendidos a su lado. Nadie lamenta los árboles cuando mueren, salvo los pájaros, pero los pájaros no lloran, cantan el llanto. Igual a un pájaro se fue y quería quedarse. Pero en el fulgor del infierno el fuego no se mendiga, se merece. 
Abrió los ojos y apagó el recuerdo, se curvó en la cama. Los ladridos de frío se acentuaron. Alguien golpeaba las palmas en la puerta. Atravesó el patio, los árboles pelados, sus ramas sin pájaros, apenas venas grises que arañaban el cielo. La primavera aún estaba lejos. Antes de llegar, Roberto el correntino le extendió una manzana a través de la reja. Uno de los dos estaba preso cada cual en su paisaje. La sonrisa de siempre se le escapó al viejo con todos sus caballos. Le alcanzó un cuchillo del bolsillo para pelar la manzana que le pareció una birome, en sus manos no había objeto que no  se volviera pequeño. Una pluma en un día nublado. Escribir sobre un papel y pelar un fruto no es tan distinto. Hubiese querido dejarle en sus manos el recuerdo de aquella mujer. Hacía dos semanas el correntino le había hecho un encargo, musicalizar un poema que había escrito, dormido entre susurros, envuelto en el papel del amor por los pétalos de los domingos, lo había olvidado.
En el brillo de sus ojos Roberto pudo ver el descampado de enfrente. No necesitó darse vuelta para adivinar que por el lado izquierdo del camino de tierra se acercaba en su zanella colorada el viejo de boina de lana que traía la lotería. Por solo cuatro pesos, Roberto soñaba toda la semana. Lo vio alejarse sin decir nada de la misma manera en que había llegado, con la diferencia del tranco más acelerado. A medida que crecen, las personas simplifican los sueños y acortan los pasos. 
Volvió a cerrar la reja. La abrió nuevamente y la volvió a cerrar. Repitió el gesto, actor de su propio ensayo, evocó el sonido de una hamaca en la plaza de algún pueblo, al sol, una calesita giraría lejos con jirafas, avionetas y caballos. La sonrisa de Roberto. Repitió el abrir y cerrar unas seis u ocho veces, el parpadeo de hierro en este rincón de la ciudad donde los ojos de la tarde se rasgan de silencio en nada se alejaba el sonido de un relámpago o un relincho.
Al entrar palmó la cabeza de los perros, cada vez que se regresa saltan como lo hacen los niños cuando se les trae caramelos. Caminó por el camino oblicuo, cortó una rosa a la pasada. De un soplido quitó la pequeña telaraña que impedía abrir los pétalos internos. Así como una calesita giraba, una rosa se secaría lejos en algún departamento. Era domingo sin pétalos y el amarillo igual a un monstruo feliz se retorcía en el piso con el viento. Se recostó sobre el animal y oyó un aletear de alas que venía de su cuarto, alguien cerraba en dominó las páginas de un libro. La explicación a los recuerdos llega para cuando ya están delate nuestro, antes que el tiempo flotan en el espacio y echaban luz ahora sobre la cama de metal mojado. Era el año 76’ cuando lo obligaban a cantar con la espalda enjaulada, la luz disminuía entonces en el resto de los cuartos, sólo los gritos subían, junto con el suyo, un coro de muerte afinado con los instrumetos para ajustar los salarios y achicar en la mesa el contenido de los platos. Era necesario que los milicos volvieran a arreglar el país, también su patio. Quizá el problema era que habían estado poco tiempo y era necesario volvieran a ajustar los desarreglos que habían dejado. La dictadura había ganado y el resultado eran millones de marginados.     
El amor es un bastón que en ocasiones lleva al ciego. Se levantó del suelo y sacudió el viento, el amarillo de la ropa. Caía la noche detrás del telón de la ventana. Debió haberlo sospechado. Se olvidó de golpear. Debía comenzar a golpear incluso en su propia casa, olvidó lo necesario que es espiar antes de entrar. Una manera de anticiparse a lo definitivo es conocer el ángel antes de abrir el cielo, antes de brindarse, conocer al huésped.
Vió a Melimí junto a la cama, encendiendo las velas con su mirada, rodeada de cerros y lomadas, senderos y angostos caminos se cruzaban. Gritó su nombre, desde el laberinto de su cuarto contestó el eco de cuando se desnudaban, el silbido de una nube al pasar, un relámpago montado en un relincho de cristal. Lo empujó una mano que le pareció de viento, cayó de rodillas frente a las llamas como una emulación del otoño. Sobre el pelo rojo del atardecer, una canoa hecha de labios lo llevaba por un río de espejos a incendiarse desnudo al interior del silencio. Sobre el agua de pasto verde cruzó el patio, bordeó el nogal, zigzagueó entre el duraznero y el naranjal, feliz lo saludaron el correntino y los perros.