martes, 1 de marzo de 2011

Apenas anoche


Te quedaste en el pueblo
bajo una noche de invierno y lana tejiendo estrellas.
Y el pueblo se quedó en mí
contigo haciendo nido adentro
zurciendo flores
trenzando pájaros.

O era tu perfume entibiando mi nariz
y dando de respirar al amor
que se presta a pensar niñerías.

Si despedirse es hundirse
en el tiempo con sus polvos sin destino
y la espesura de la soledad
con sus montes amarillos,

entonces
pensar en regresar al pueblo
es alar en el silencio
los caballos perdidos
en guerras por la espada fatal
que justifica el amor,
la patria y el valor
caben en tu mano,
pequeña tierra de este pueblo
en que te quedaste y que se quedó en mí
como una cicatriz
tu perfume de hoja fina
evoca historias primaverales
de solitario caminante
tiene tu nombre
el valor de los luchadores
la patria de los pájaros
el amor de los olvidados
y fusilados a fines de junio

y a principio de cada minuto
hay niños que tosen
en las camas del hambre
bajo cielos de cartón
hijos nuestros que nacen
en mujeres de otros.

Y el amor es hijo de la impotencia
de ser sólo un hombre
en un tiempo indetenible
bajo una noche de invierno
y lana tejiendo estrellas
tu pequeña primavera es un camino florido
más seductor que el fusil
  que dispara tu mirada 

hacia la esquina triste
en que termina nuestro pueblo.

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