martes, 31 de diciembre de 2013
Amar en los caminos
Esta no es una historia triste. No reclama violines ni espera ser leída con aires de humedad. Como todo lo que parece destino es la historia de dos hombres uncidos por el azar. Ocurrió que un día al salir del pueblo el miedo a morir a distancia los sorprendió con un grito.
El miedo simple y nunca dicho acurrucado en el adiós explicaba cada encuentro entre estos dos amigos del destierro. Acaso porque sólo en la soledad de los campos Dios se anima a levantar su pollera y a cielo entero desnudarse en estrellas, también en la noche los sapos salen a cantar a pesar de su histórica fealdad. Será que por esto es extraño ver a un hombre llorar si no es a solas con su soledad.
Porque la noche es un ensayo de muerte o esta multiplicación de días
en perpetua luminosidad la obligación del hombre con sí mismo
es quererse en improvisados caminos y echar a andar
y la incondicionalidad de hombre a hombre
o mujer es no mentir al sol u ocultar la piel de su flor.
Por esto no se trata esta una historia triste y de ninguna manera pretende estar escrita con tintes de sal. Porque los sentimientos sinceros entienden de distancias
de quererse en la tierra como transitar el cielo sin dejar huellas
de echarse y dejar andar.
domingo, 15 de diciembre de 2013
A Cuba, incansable, invisible, donde voy
Besos en tus dedos
que caminan como dos gorriones
buscando no se qué en nuestro suelo
besos sin carteles cayendo
por las esquinas de tus labios
besos en tu boca de aquí arriba
y en tu boca de allá abajo.
Besos en tu cintura por tus costados
se asoma el mundo detràs de tus tapiales
se besan los principiantes con tus gatos y rosales
y tu sulfato de animal jadeante
Besos y sosiego en el reposo y silencio del pueblo
besos permutados hipotecados alquilados
en la ciudad de los diablos tu cuerpo es un sin fin
de ángulos que no han besado
otros hombres apresurados.
Besos en el rojo de tu frente y en el blanco de tu nuca
beso el polvo de la luna
besos
entre la gente echa a sí misma
la revolución es cambiar el dolor por la risa
Besos
que llueves
besos
que alumbras
Besos
que ríes
Besos
que sudas
Besos
que escribo
mientras
revivo
tus besos
respiro y apuro con temor pero seguro
el vino de tus besos.
martes, 17 de septiembre de 2013
Madre in argentina (perdón) "no saben lo que hacen"
Un niño se ha matado y su madre no me quiere
no me habla siquiera con los ojos me acaricia
y eso mata
lentamente mi niño también
se muerde
por dentro las tetas chorreantes
en forma de
lágrimas por alimentar Jesucitos en patas
traídos de
los pelos de la vida
sus hijos
beben desde abajo
y hacen del
agua piedras en su estómago
y lastiman
cuanto se les cruza
por devolver
al mundo lo que les ha dado
incendian perros vivos que corren por el infierno igual a corderos perdidos de Dios
es su madre todo cuanto tienen en esta argentina culturalmente asesinada
el árbol de la esquina cuando el sol muere violeta sobre el verde
ríen saltan y no por fe o esperanza
en los diarios nuestros candidatos se masturban
con una baja en la edad de imputabilidad
realizan higiénicas declaraciones
y beben en las sombras buen vino con empresarios
y algunos colegas del trabajo abrirán la boca y comulgarán con su voto
mientras en los barrios los chicos se cuelgan
dentro de iglesias en pisos de tierra
las sogas parecen corbatas
y su madre no me quiere y sus lágrimas
sus lágrimas apagan la leche vieja urgente
agazapada en sus tetas negras
sus lágrimas capaces de reducir a cenizas
las casillas de madera sobre el campo maldecido
la canchita de fútbol ahogada de lluvia y alcohol
inundada de basura en la esquina
estufa de esqueletos disfrazados de jóvenes
intencionalmente despellejados
potencialmente maestros
posiblemente albañiles
podrían también ser artistas
a quienes han arrancado vivo el cuero de la expresión
el sueño profundo de tener un trabajo fraterno
una mujer suavemente feliz en el patio con su niño y un juguete
un niño que no se mate y una madre que me quiera
esta mujer a quien le quitamos su niño
no sonríe no canta no come
la lenteja la yerba el arroz repetido
la mercadería saqueada recortada
por el gobernador amparado por el presidente
esta mujer sin niño no hace el amor
al calor del carbón prendido dentro de casa
inundada de colchones meados de frío y mocos
de gritos de susto tapados a tortas fritas
el carbón arde sobre la rueda de un auto robado incendiado por policías
fiadores de falopa cortada
a pibes rotos a quienes después aprietan
y entonces nos roban la radio de la Organización
la organización del tiempo y de la sangre
vertida en relojes invisibles anónimos marginales
que los afilia al Partido en un juego por estar juntos en la cancha
así mañana nos borren
esa madre se llama todas las madres
la tuya la de ella la mia la puta la santa
la niña de Claudelina de porcelana y frío
se duerme con su hermanita sobre el pecho
en una casilla del barro de enfrente donde llueve desde antes de la palabra siempre
esa madre no es el funcionario el administrativo
secando su sangre en el desierto del sueldo
o el investigador el académico de zapatos huecos
regando de palabras los conceptos brotados de su ombligo
robados al pasado e infinitamente reescritos en el futuro
no es el militante con culpa de sí mismo
tranquilamente monja sin objetivos políticos
ni el revolucionario comprometido hasta que se asusta se contrae
cuando ve que para definir en los sentimientos
se produce un momento donde es necesario jaquear la clase de pertenencia
y algunos objetos por los que se es apreciado socialmente
porque debo ser coherente en este negocio emocional
voy hasta el bar pago una entrada y compro una cerveza
desato el moño del paquete nocturno armado por la banda que tan bien suena
podemos estar tranquilos muchachos los pibes no vendrán por nosotros
pues en La Plata los colectivos no casualmente se mueren de 23.30 a 5.30
mientras un niño se ha matado en este olvido sobre olvido
un grito en un idioma incomprensible golpea la tierra
la del pequeño de pies pequeños de cuando era pequeño
el niño de la madre pájaro muerto
lo bajaron del techo de la iglesia una mañana
lo había traído la vida tirada de los pelos.
viernes, 23 de agosto de 2013
Tenemos una Patria
Grande en esta tierra
pequeña llamada corazón
igual a un árbol al que dicen sangre,
de niño negado a quien se teme crezca
y abra la boca en lo colectivo
...
aunque no lo sepas estoy de novio contigo
con la sombra de tu pelo en la penumbra
telaraña que trepa por las calles de la sed,
tomo tu mano de viento
y anudo el brazo izquierdo a tu cintura de vapor
oigo tu última palabra
“adiós”
palabra de a caballo escapada de la calesita de tu sonrisa
grillo invisible de quien oigo sólo su voz
llevado por tus riendas sobre una nube de rocío
en la mañana escrita desde ayer
el cielo no tiene fondo para los pájaros
ni la tierra límites para la alegre curiosidad de los niños
andar de la mano con ellos es bailar contigo
si donde pisas cardos negros crecen nardos blancos. Y solo camino contigo.
hasta las sombras frías solitarias
y los esqueléticos aullidos de perros
saltan dentro del bolsillo hecho con tus labios
que adornan las cornisas el borde de las hojas
y en el disco de la luna tiembla el brillo de tu música
debemos dar con ella y con el hacha de tu palabra
en los textos de plomo
para arrancar de tu árbol el cuerpo en tambor o guitarra.
y dar con tu verbo en el falso hierro de los hombres
para tapar el rígido hueco de las almas
de ética temerosa de zapatos y corbatas
con la rusticidad de tu sombra en esta sonrisa
suicidada desde los delgados bordes de tus labios mariposa
contigo voy por la calle de cuando éramos niños desconocidos
y ayer era hoy pero con otras palabras
la política es la teoría fundamental
de no olvidar la infancia apreciar su futuro
y jugarse a los distinto aunque nos nieguen los iguales.
pequeña llamada corazón
igual a un árbol al que dicen sangre,
de niño negado a quien se teme crezca
y abra la boca en lo colectivo
...
aunque no lo sepas estoy de novio contigo
con la sombra de tu pelo en la penumbra
telaraña que trepa por las calles de la sed,
tomo tu mano de viento
y anudo el brazo izquierdo a tu cintura de vapor
oigo tu última palabra
“adiós”
palabra de a caballo escapada de la calesita de tu sonrisa
grillo invisible de quien oigo sólo su voz
llevado por tus riendas sobre una nube de rocío
en la mañana escrita desde ayer
el cielo no tiene fondo para los pájaros
ni la tierra límites para la alegre curiosidad de los niños
andar de la mano con ellos es bailar contigo
si donde pisas cardos negros crecen nardos blancos. Y solo camino contigo.
hasta las sombras frías solitarias
y los esqueléticos aullidos de perros
saltan dentro del bolsillo hecho con tus labios
que adornan las cornisas el borde de las hojas
y en el disco de la luna tiembla el brillo de tu música
debemos dar con ella y con el hacha de tu palabra
en los textos de plomo
para arrancar de tu árbol el cuerpo en tambor o guitarra.
y dar con tu verbo en el falso hierro de los hombres
para tapar el rígido hueco de las almas
de ética temerosa de zapatos y corbatas
con la rusticidad de tu sombra en esta sonrisa
suicidada desde los delgados bordes de tus labios mariposa
contigo voy por la calle de cuando éramos niños desconocidos
y ayer era hoy pero con otras palabras
la política es la teoría fundamental
de no olvidar la infancia apreciar su futuro
y jugarse a los distinto aunque nos nieguen los iguales.
viernes, 28 de junio de 2013
Padre nuestro
Por no poder plantar velas o flores encendidas
sobre la tierra que entibia tu pecho
y bajo el polvo donde reposa tu cabeza
sembraremos padre nuestro
un recuerdo de rosarios compartidos
y sentaremos testimonio
de tu dormir en el sueño de niños
un árbol florecido en el desierto al que trepamos descalzos
y tu poder de sobreponerte a la ausencia
sentado a la derecha de Dios
y a la izquierda late el eco de tu risa
Dios, tiene la sonrisa de mi madre
pero no su corazón y vaga por el mundo
recolectando ángeles para su cielo
sin importarle si siembra una tristeza
vacía una silla, enfría unos zapatos
o se muere la mesa
cómo puede dejar al silencio de testigo
por los campos donde aún ríen los potrillos
en busca de un arroyo donde mirarse y verse correr
más allá de la línea donde atardece tu ausencia
entre el pueblo y la laguna
cerca del monte la soledad se levanta
con su espalda de mármoles y bronces
y en esta tierra apuñalada de cruces
donde el hombre cava cunas
arropadas de mundo de flores marchitas
y cajones lustrados
o acaso son árboles por donde trepamos descalzos
no sabemos si se trata de sueño o de niños
pero tu río es el único que vuelve
al fin
y al cabo del sol
el viento le roba a Dios
un ángel canoso el día de su cumpleaños
cada día ángel para nuestro padre árbol.
domingo, 16 de junio de 2013
Guevara, ese detalle
Por ser domingo de lluvia, los perros duermen su sueño dentro de casa
y despiertan en el silencio al animal de Guevara. Ernesto salta del fusil de
sus ojos para sentarse desnudo a la mesa. La vergüenza la dejo para los cobardes,
dispara. Aquel pájaro inconformista de pelo largo y cuero blanco de
sentimientos en esqueleto, quien fuese alguna vez crucificado en una pequeña silla gris. Vivo más allá
de sepultado, enciende un habano. Su pequeño legado es un país donde no hay un
niño en la calle que pida una moneda; haber arrancado a Cuba del destino de
Haití, su hermana negra de enfrente amordazada de sida y hambre. Un pozo ciego
donde la democracia capitalista envía millones de dólares, médicos y soldados
con el sólo fin de no cambiar las cosas.
El presente de este hombre es más profundo que el pasado de un
imperio. No porque el irrespetuoso de Ernesto haya jugado un picadito de fútbol
en medio de las ruinas de Macchu Picchu y al asomarse al borde de la montaña
pueda vérselo aún correr por su inhumana condición de estar sin estar. Las emociones de un valiente no saben del respeto a los ausentes.
Y quien rumbo a Perú cometa el equívoco en Bolivia de tercer el dramático camino
en colectivo que comunica Cochabamba con Valle Grande para trepar luego por la
selva hacia La Higuera , cuna de su ángel, corre el riesgo de que los sentimientos conviertan el lugar sagrado de los
incas en un detalle.
Visitar La Higuera puede demorar tres días. Los techos de tejas naranjas se
hunden como pedazos de atardecer y semejan barcas en el mar verde de los
árboles que esconden Duraznillos, uno de los tantos parajes donde nunca más
regresaron los habitantes asustados por el paso de la guerrilla perseguida por
el ejército. Al llegar, Cristina abre la puerta de la escuela convertida en un
pequeño museíto. El lugar conserva la mitad de su cuerpo de barro. De las
paredes de material cuelga una serie de fotos de Ernesto en sus peores
condiciones ideológicas y humanas. El
delincuente soñador perseguido por la CIA había abandonado sus cargos en el gobierno.
Dos nombres usó de escudo para entrar en Bolivia, Bongo y Fernando. Por tanto comer papa y nada más que
papa, cagaba blanco en el verde de la selva como quien caga el alma.
La razón puede ser histórica pero Ernesto supo ver el signo eterno de la historia en la emoción. Sin emoción y sin ternura, un hombre es tan sólo un hombre que padece sin saberlo su cómoda condición. Su valiente tristeza alimentada a risas se encuentra eternizada en Cuba al interior de su cámara fotográfica del museo de Santa Clara, su delantal verde, su traje de combate blanco, su trabajo comunitario plataforma de su conversar político, su poner los pies allí donde echaba a andar sus palabras.
La razón puede ser histórica pero Ernesto supo ver el signo eterno de la historia en la emoción. Sin emoción y sin ternura, un hombre es tan sólo un hombre que padece sin saberlo su cómoda condición. Su valiente tristeza alimentada a risas se encuentra eternizada en Cuba al interior de su cámara fotográfica del museo de Santa Clara, su delantal verde, su traje de combate blanco, su trabajo comunitario plataforma de su conversar político, su poner los pies allí donde echaba a andar sus palabras.
Es sabido que a Ernesto no podían cerrarle los ojos después de
asesinado. ¿Habrá sido quizá por tan insaciable de mundo, por tan pendiente de vida? Con Guevara
se fueron por siempre los alumnos y la maestra, pues nunca más quisieron volver
a la escuela luego de que Estados Unidos lo eternizara de un disparo. Antes de que
la noche se haga eterna, sacaron a pasear su cuerpo en helicóptero por el aire
de Valle Grande colgado de una soga. El mundo debía saber quien manda. En el
monte se achicó la primavera. Frente al águila los pájaros guardaron su vuelo.
Cristina, morocha delgada de piernas y de cara, de pollera rosa y
blusa blanca, habla para adentro y es
necesario preguntarle dos veces para comprender qué dice y sólo entonces saca las palabras del estómago una vez que pudo apartarlas del hambre. Mete la mano de la
timidez en el bolsillo y las ofrece junto a la llave de este lugar donde al
entrar, la muerte del hombre está sentada en una silla. Dijo entonces algo
así:
"cuando llegó junto a los otros amigos bajaron por aquella pendiente y entraron bailando “El gato negro” y a la noche hicieron una parrillada para todos. Durante el tiempo que el Che estuvo aquí me dio la mamadera y le salvó a mi hermana del dengue. Después secuestró a mi tío para que no los delataran, pero mi madre dijo que no les iba a cocinar si lo tenían así y entonces lo soltaron. Fue por aquella montaña que llegó el ejército y así fue que bajaron para La cañada del Churo donde los sorprendieron y en esa silla que ven ahí lo fusilaron".
"cuando llegó junto a los otros amigos bajaron por aquella pendiente y entraron bailando “El gato negro” y a la noche hicieron una parrillada para todos. Durante el tiempo que el Che estuvo aquí me dio la mamadera y le salvó a mi hermana del dengue. Después secuestró a mi tío para que no los delataran, pero mi madre dijo que no les iba a cocinar si lo tenían así y entonces lo soltaron. Fue por aquella montaña que llegó el ejército y así fue que bajaron para La cañada del Churo donde los sorprendieron y en esa silla que ven ahí lo fusilaron".
Hace apenas unos días como cada 14 de Junio, el Che levantó una vez más
la mano semidesnudo y abandonado, lejos por siempre de su mujer y de sus hijos.
Él está clavado en las muñecas de los cubanos. La madera distinta con que están
hechos, se puede oír cuando abren la boca. Cuba es una extrañaisla donde tener
dinero te coloca fuera de la sociedad y el no tenerlo te integra. No busques en
sus calles una sola publicidad. Una intuición hipotética puede caer en el
exacerbo de afirmar que Cuba logró reducir al máximo el egoísmo y el individualismo que caracteriza
al hombre por naturaleza; fundó una opción de vivir única dentro del mundo
carnívoro que la rodea y con la equivocada y pobre ilusión de ser imitada. Se
encuentra cercada de la mayor de las violencias ejercidas llamado consumismo. Allí está Cuba observada, monitoreada, juzgada y apartada por un capitalismo a
la espera de que se equivoque con el objetivo de ocultar sus propias miserias.
Desarroparse de lo material lo condujo a Guevara blindarse
de humildad. En el mousoleo bajo tierra donde no descansan sus restos, y bajo
la bandera de metal que sostiene Guevara en su monumento, por las tardes el
viento caliente sopla imponente su canción de silencio. Allí puede leerse la
última carta escrita a Fidel Castro, “no dejo casa alguna a mi mujer y a mis
hijos, estoy seguro que el Estado que construimos sabrá encargarse de esto.”
Luego, se fue para quedarse. Para estar sin estar. Se encuentra sentado a la
izquierda de una opción política que todavía nos aguarda. La de un país donde
no haya un niño que pida una moneda.
sábado, 8 de junio de 2013
No podrán con este mar Dios
está rojo y de nuestro lado
en el de ellos por clamar justicia
y del lado de esta tierra
por enamorarnos simplemente
no podrán con su espuma borrar
tus huellas porque este mar no es olvido
en la espalda de tu luna
en el pecho de tu estrella
la espuela de la primavera hace galopar al viento
y este sobrevivir hace nido y paloma
testigo en tu ventana
el lápiz de la soledad
ha trazado tu camino
yo soy tu contorno
que fui hasta ayer tu fantasía
el horizonte que rodea a lo lejos tu figura
donde late compañera tu sonrisa
la luz de los relámpagos
ilumina la carne de los campos
a la distancia el cielo aplasta
las geografías del mundo
llevo la planta de tus pies
marcadas en los hombros
se que no podrás perderme compañera
de besos anchos y largas caricias
no importa donde vayas
en la línea del horizonte
mis labios delgados esperan tu sonrisa.
lunes, 27 de mayo de 2013
Te mienten hermano un falso país. Y tú te lo crees
por tu ilusión de madre vencida e históricamente enternecida a palos
por nuestra hermana Ignorancia amansada, amasada a golpes de soja y big stick.
En tanto nos silencian a tus espaldas y nos postergan el sol
se reirán de nuestra estrella con sus dientes de Rocas Violetas lustrados
de funcionarios con convicciones a sueldo
pero apenas llegue el domingo
y regreses hacia tu pequeña isla del compartir
golpearán al caballo de la izquierda para justificar que no batallan
taparán una vez más el fantasma del neoliberalismo
con la sábana del capitalismo.
Es viernes dos de la madrugada y tu canción aquí en casa
alumbra el silencio con su pandereta de estrellas
pero el dolor siempre amanece antes del día
encerrado y clausurado entre las palmas
te alientan pero no te siguen, te aplauden pero no te cargan en las manos,
te vivan para conservarte en el sepultado rincón del disco,
en la comodidad incapaz de superar la felicidad conservadora
para arribar a la crítica superadora más allá de la armonía
en la palabra,
es necesario el desarreglo, la incorformidad, "oid mortales"
eizar desde tu boca la bandera de un país con justicias que aquí no veremos,
y cómo duele la piel en los hijos desde donde continuaré,
desde su sangre condenada
entre pobres del ayer mañana también pobres
y los ricos de siempre eternamente ricos
que inundan los márgenes oculares de sal
cuando nos recubren las orillas de la mirada con políticas de espuma
en esta madrugada donde el cielo es una sábana rota
que tapa las miles y miles de ranchos de madera que cercan nuestra ciudad
como un corral de potrillos descalzos en procesión hacia futuro
con el tigre dentro agazapado en la estrella
oculto tras el vapor que se despereza
al comenzar la mañana de pasto al calor del sol
tenemos la frialdad del sentimiento incendiado
de que llegaremos tarde al día de mañana
si no trabajamos desde ayer
incluso nuestra madre patria puede decir
hermanos no sirve de nada
pero nosotros invisibles contra el viento de ocasión
apostamos a lo grande desde lo pequeño
y al revés de lo acostumbrado
así tengamos que sembrar una hoja
para hacer crecer la nueva raíz
pues en la escuela del invierno
nos educan desde que nos ven semillas
en la costumbre de que nos doblen el tronco
es triste tener quebrada la rama donde se para el pájaro de las finanzas; pero tener caja no hace al vuelo y tu hermano es una prueba de cómo la certera voluntad polìtica vale más que tener dinero pues puedes tener mares de billetes color soja al borde de un mar saturado de peces que se llevan por las noches el oro de las minas hacia la irreverente China y hacer
sangrar la tierra bajo los pies
donde golpean los barrios reventados
sobre las calles sangradas de barro
No podemos verte cantar por la tarde
intentaremos romper las piedras de sangre
con el martillo que cantabas
con tu pequeño fusil oxidado
debería tener seis años cuando aprendí por mi madre
algo asì como que crecer es interrogar cada certeza
y respetar los sentimientos es pelearse con ellos
De los doscientos poemas desnudos y desarreglados, sin vergüenza debo confesarte que varias decenas fueron escritos a la sombra de tu canto arbolado. Y cómo duele en la madera el no poder verte cantar en esta tarde arrugada de un 25 de mayo,
porque te mienten hermano un falso padre
y tu les crees con ilusión de madre
por amarte así puedo enojarme así contigo.
sábado, 18 de mayo de 2013
La noche encorseta con su corpiño de estrellas la tarde gris
y tu cuerpo de tela violeta bordea en bicicleta la plaza verde y redonda
No es necesario verte la cara de selva roja
para conocerte por la flexión de tus rodillas
y tu cuerpo de tela violeta bordea en bicicleta la plaza verde y redonda
No es necesario verte la cara de selva roja
para conocerte por la flexión de tus rodillas
son tallos donde se articula la lluvia con el sol
la plaza aprieta un otoño hoja a hoja segundo a segundo
la plaza aprieta un otoño hoja a hoja segundo a segundo
se confunde con la primavera rosa y tirante de tu Olimpo
Del mismo modo que el amor mata al otoño y la juventud se lo come
en la memoria un colchón de sombras espantadas de ver la luz
flota sobre un piso de madera donde los esqueletos se quitaban la piel
El final de esta historia del futuro es una birome de lluvia sobre un papel
tartamudo equivocado de tinta
En tanto el reloj en el bolsillo mide el pulso del viento
que corre detrás de tu bicicleta
la calesita de la plaza gira igual a un reloj
rodeado de árboles convertidos en venas desangradas
Del mismo modo que el amor mata al otoño y la juventud se lo come
en la memoria un colchón de sombras espantadas de ver la luz
flota sobre un piso de madera donde los esqueletos se quitaban la piel
El final de esta historia del futuro es una birome de lluvia sobre un papel
tartamudo equivocado de tinta
En tanto el reloj en el bolsillo mide el pulso del viento
que corre detrás de tu bicicleta
la calesita de la plaza gira igual a un reloj
rodeado de árboles convertidos en venas desangradas
en multitudes de pájaros que giran sin tiempo
Los caballos de la calesita relinchan a tu figura de animal sin riendas
y la única rienda de tu caballo es la cadena de la caja pedalera
Los caballos de la calesita relinchan a tu figura de animal sin riendas
y la única rienda de tu caballo es la cadena de la caja pedalera
En tanto contraigo el grito de tu nombre que se aleja al galope
concentro la punta de la mirada en el horizonte que se traga tu sombrerito
y fantaseo con que se corta la cadena de tu corsel a pedales
Entonces me acerco lentamente como en el campo
se comporta el vampiro con el caballo cuando está dormido
teatralizo un drama en este día organizado
Pero la ternura no admite el terror de los ángeles del cielo
que de pronto estacionan su nave de silencio en la ruidosa avenida
y me llevan con tu animal de la mano montado
hacia batallas con el cañón de tu amor al hombro y a caballo de la libertad
para agrietar falsos horizontes de hierro en esta tarde en que te veo pasar
el azar le coloca la montura a los sentimientos
Sólo así se explica esta tarde circunstancial
de tu animal violeta manso entre tus piernas bordea el verde de la plaza
donde giran los caballos
el gobierno libera por presión de la sangre en las calles azules
cinco presos políticos secuestrados por no guardarse las palabras en el bolsillo
y fantaseo con que se corta la cadena de tu corsel a pedales
Entonces me acerco lentamente como en el campo
se comporta el vampiro con el caballo cuando está dormido
teatralizo un drama en este día organizado
Pero la ternura no admite el terror de los ángeles del cielo
que de pronto estacionan su nave de silencio en la ruidosa avenida
y me llevan con tu animal de la mano montado
hacia batallas con el cañón de tu amor al hombro y a caballo de la libertad
para agrietar falsos horizontes de hierro en esta tarde en que te veo pasar
el azar le coloca la montura a los sentimientos
Sólo así se explica esta tarde circunstancial
de tu animal violeta manso entre tus piernas bordea el verde de la plaza
donde giran los caballos
el gobierno libera por presión de la sangre en las calles azules
cinco presos políticos secuestrados por no guardarse las palabras en el bolsillo
y evitar el despido de 124 trabajadores del Estado
¿Acaso debo explicarle que en la calesita de la historia y el destino
tanto para el amor como para la justicia
perseguir es retroceder?
¿Acaso debo explicarle que en la calesita de la historia y el destino
tanto para el amor como para la justicia
perseguir es retroceder?
sábado, 11 de mayo de 2013
Muerdo desde lejos tus pies
cuando mueres cada noche
saboreo el
azúcar de tu día libre
luego intento
calzarme tus zapatos
y espero tus
párpados se cierren para besar en
abismos de distancia
aquellos
senderos que andaré sin ti pero
conversando de la mano contigo
masco el mar de
pasto donde naufraga tu flor de lana
tejida por osos
rojos de barba negra a la espera de mi abeja
y lambeteo los
caminos que esperan en sus plantas
las de tus pies
si es necesario reafirmo
recupero tu
lento morir
para que otros
puedan vivir los sueños clausurados
son tus hijos a
quienes tapás cuando se recuestan
bajo el paladar
de tu techo de mujer y
país nunca harto de callar
al que le
cortaron los pechos para secar el crecimiento
pero te
acostumbrarte a comerte las uñas en la invernada
en la soledad
calurosa de tus costas
como si fueran
marfil y pariste un elefante con sexo de colibrí
en honor a
quienes levantan vuelo
a pesar de las
plomadas de las ley internacional que te cargan
levantaste
historia a pesar del balde de agua en tus alas
donde cada
pluma es un hombre o una mujer
viendo a la
historia desde antes del ayer
como a una pequeña hermana
atada de manos
echada a andar por el mundo dentado
con un par de
zapatos gastados violada y escupida abortando
a cada segundo
niños con hambre y en patas
invisibles para
el mundo
hasta que el
estómago y la carne del pensamiento
dijeron basta y
salieron a comerse la tierra entibiada de sol
como un pan
negro untado de sangre
desde donde se
para mujer tu animal
liberado como
recién nacido
y sediento de
manos con hambre de horizonte
tu horizonte
que murmura al borde de la cama
cada mañana
cuando muerdo desde lejos tus pies para saborear tu día libre
bésala en la
ausencia sin nudos en la garganta
bésala aunque
no lo sepa no dejes de besar las orillas
de sus alas que
contaminan de paisajes cada nido cada pez
cada vuelo con
que se muerde las palabras
y humedece tus
manos de viento con su figura
impotente invisible
de tan empecinada
como besan los
ángeles que montan en caballos de hierro
las caras de
los perros hermanos de este amor
que sabe callar
a la vuelta de tu esquina de arena
y por eso
escribimos estas batallas
ganadas con
peleas consideradas por los conformistas injustificadas
ellos no saben
arriesgar más que palabras
y la poesía se trasviste en ridícula prosa política
cuando surgen preguntas del calibre ¿Cuba tiene futuro?, o sentencias del tipo
“Cuba es pobre”; quizá se pueda responder, si verdaderamente existe lo que
podría denominarse proyección hacia el futuro, un futuro posible de imaginar
colectivo y que el mismo consiste en erradicar la exclusión y el hambre, ¿o no
apuntamos en esta dirección?, en consecuencia habría que afirmar que Cuba llegó
hace tiempo al futuro. Ahora si sinceramos el deseo individual y confesamos que
nuestra idea de futuro se corresponde con avanzar hacia lo moderno con la carga
de exclusión y fragmentación cotidiana que esto implica, entonces Cuba vivirá
eternamente en el pasado, con la carga simbólica de atraso que al pasado se le
adjudica.
Por eso pequeña mujer cuando no estás allí para
defenderte cada vez que te nombran, y cometo el error de intentar escribirte el
dolor como es este caso, en que te dejamos sola en el futuro, y nosotros en el
resto del mundo disfrutando lo moderno tan arcaico, y sufrís el corset de las
metáforas y giros comparativos que sólo ponen en evidencia la cobardía de
quienes no hacemos más que hablar y llorar pero se nos contrae el cuerpo cuando
las palabras se dan vuelta y se convierten en balas, pues aquí en argentina la
acción va a contramano de las palabras, tú pequeña mujer que no descansas en el
mientras yo tenga poco interesa el país se caiga, y que debiste aprender a
caminar descalza dijiste y lo cumpliste, porque esa era la promesa predestinada
de tus hermanos y hermanas enterradas y tapadas de nada, aquí en mi panza
señores que es mi tierra se acabó lo de que por aquí niños pobres y por allá
empresarios sin límites en las ganancias, y te aplaudimos a lo lejos, pero te
dejamos sola hasta hoy y a la espera de que caigas en la trampa de ser
revolucionaria nada más que en las palabras, las palabras que en un intento por
hermanarnos nos engañan.
Pero lo moderno nos dispara con los impuestos que
nos cobra todo lo que nos es impuesto y envuelto en el plástico compartido con
que nos cubren los sentimientos, dado que nos ahorca con el moño de lo correcto
mientras nos invitan a soltar nuestros corderos húmedos de lágrimas para
atarlos a la soga que te ahorca. Por eso no te esclavices a los sentimientos
con que te oprimen las palabras sino mas
bien corre hacia la templada desnudez de tus mujeres, hacia la inhabitada
oscuridad de cuando tu cuerpo era hambre sin contornos, desde aquí los menos te
pedimos perdón por no tener a este país de compañero, en tu boca donde muchos
quisiéramos humedecer nuestra tierra al ver cómo te estiran con broches de
guerra una falsa sonrisa de cara al futuro. Pero tú a quien le duele la pobreza
de cada bebé como tu propio bebé no te dormiste en el llanto, sacudiste tu
tierra y hasta el Africa lloró tus leones, sacudiste las melenas de tus pájaros
y en adelante, la guía hacia tu mapa de sonrisas son todos aquellos que llevan por decirlo fantásticamente el
corazón en el hocico, y amasan su inteligencia con humildad en el bolsillo,
porque antes de exhibir los billetes es necesario observar las monedas con que
apenas la mayoría puede montarse a un colectivo, y con esa gente sudada en la
espalda me abrazas cuando duermes
pequeña
pretensión inconclusa
nadaré hasta tu
isla de caderas anchas
bajo trenzas de
amor abarrotadas de estrellas
donde el sueño
de otra posible historia
se incendia aún
en las miradas como un árbol desnudo que corre en llamas
en este momento
en que te escribo como si pudiera hablarte
cuando hablar
bien o mal de tus contornos mudos
no hace la
diferencia pues me diste en lo indecible de los sentimientos
inolvidable y
solitaria Cuba quiero pedirte perdón
jueves, 2 de mayo de 2013
En las aguas del río Jaruco parí un niño
con un pájaro en la mano huérfano de maldad
sólo entonces pude decir que era un hombre
aquella tarde en que el día amarraba el reloj
con su pelo de arena
y por tan claro fue enteramente de luna
a orillas del río Jaruco donde los árboles
lamen con la punta de sus ramas la sal
que oxida nuestras juventudes en el fondo del mar
un hombre verde que por las noches en su pico de remolacha
y a orillas del azúcar ablanda el sol
brotó de una caracola de agua
para poner la teta izquierda de su planeta rojo
en la Boca de aquel animalito.
Y era el pecho del atardecer entero envolviendo su estómago
que cubría su espalda con una estrella
de plumas en sus puntas como pestañas en un cielo de terciopelo
donde parpadeaba una bandera de canciones
y por su espalda caminaban los cangrejos que cuelgan de las ramas
que rasgan las aguas del río dulce de Jaruco
donde el mar vierte sus babas de olvido en espumas de silencio
hacia un ombligo de cuna repleta de frutas
que aroman y ruedan hacia sus calles hirvientes
hasta sus casas de palmas abiertas de platos en mano
de almohadas rellenas de zapatos viejos
y nuevos caminos para el sacrificio del sueño
donde los pueblos lloraron risas pues una calesita de barbudos
sembró sus árboles regados con sangre
para que fuera posible respirar historia.
Y el niño pudo ser mujer cuando como hombre
fui capaz de parirme a mí misma
de barba arrancada a la hierba
crecida sobre el cuero de la orilla que da de comer a los chivos
peinados por el viento de los barrancos allá en Jaruco
fui mujer de fusil entre las piernas
bajo un techo de besos de arroz y frijoles
o apenas de harina confundida con la arena de los cuerpos
justo en el momento en que un libro escribe sus propias páginas
sobre la falda de una canción atardecida
y a lo lejos laten montes de trajes verde oliva
de donde fue desterrado un aserradero de asesinos heredados
cuando la tierra desenfundó de su estuche de piel recubierta de flores
un cañón de tinta que disparaba muertos al atardecer en silencio
la soledad de un país desnudo
a quien sus hermanos dejaron abandonado
en el dolor de la elección
sin mas que un espejo en la mano izquierda
para mirarse el rostro a solas
el mar peina hoy a un niño que es un país pequeño que duele de emoción
desde apenas ayer primero de enero del 59
estábamos allí este hombre con su niño prendido de su pecho de mujer
que de tan rojo parecía decir pronto atardece aquí en Jaruco.
Pero el tiempo no pasa y el día por tan claro enteramente de luna
amarraba a un hombre que era una mujer que era un niño
por siempre a su reloj de historia con su pelo de arena que enreda las manos.
Y bañaron los pies en la Boca de Jaruco para hundirse
en el barro del fondo de un río salado de mar
y sin ser primero de enero fueron un año nuevo
como aquel del 59 cuando una marea de barbudos fundó el futuro.
Fue una tarde en que la noche quedaba al otro extremo de la orilla
luego de saltar del puente hacia el agua que arrastra el sol
allí respira un río en un pequeño país
y un hombre una mujer y un niño prendido de su pecho
que de tan rojo parecía decir pronto atardece
donde la ternura tuerce al hombre en mar y a la mujer en río
en Boca de Jaruco donde para ser hombre tuve que parir un niño
que se paró en los pies del 59’ cuando se fundó el futuro.
lamen con la punta de sus ramas la sal
que oxida nuestras juventudes en el fondo del mar
un hombre verde que por las noches en su pico de remolacha
y a orillas del azúcar ablanda el sol
brotó de una caracola de agua
para poner la teta izquierda de su planeta rojo
en la Boca de aquel animalito.
Y era el pecho del atardecer entero envolviendo su estómago
que cubría su espalda con una estrella
de plumas en sus puntas como pestañas en un cielo de terciopelo
donde parpadeaba una bandera de canciones
y por su espalda caminaban los cangrejos que cuelgan de las ramas
que rasgan las aguas del río dulce de Jaruco
donde el mar vierte sus babas de olvido en espumas de silencio
hacia un ombligo de cuna repleta de frutas
que aroman y ruedan hacia sus calles hirvientes
hasta sus casas de palmas abiertas de platos en mano
de almohadas rellenas de zapatos viejos
y nuevos caminos para el sacrificio del sueño
donde los pueblos lloraron risas pues una calesita de barbudos
sembró sus árboles regados con sangre
para que fuera posible respirar historia.
Y el niño pudo ser mujer cuando como hombre
fui capaz de parirme a mí misma
de barba arrancada a la hierba
crecida sobre el cuero de la orilla que da de comer a los chivos
peinados por el viento de los barrancos allá en Jaruco
fui mujer de fusil entre las piernas
bajo un techo de besos de arroz y frijoles
o apenas de harina confundida con la arena de los cuerpos
justo en el momento en que un libro escribe sus propias páginas
sobre la falda de una canción atardecida
y a lo lejos laten montes de trajes verde oliva
de donde fue desterrado un aserradero de asesinos heredados
cuando la tierra desenfundó de su estuche de piel recubierta de flores
un cañón de tinta que disparaba muertos al atardecer en silencio
la soledad de un país desnudo
a quien sus hermanos dejaron abandonado
en el dolor de la elección
sin mas que un espejo en la mano izquierda
para mirarse el rostro a solas
el mar peina hoy a un niño que es un país pequeño que duele de emoción
desde apenas ayer primero de enero del 59
estábamos allí este hombre con su niño prendido de su pecho de mujer
que de tan rojo parecía decir pronto atardece aquí en Jaruco.
Pero el tiempo no pasa y el día por tan claro enteramente de luna
amarraba a un hombre que era una mujer que era un niño
por siempre a su reloj de historia con su pelo de arena que enreda las manos.
Y bañaron los pies en la Boca de Jaruco para hundirse
en el barro del fondo de un río salado de mar
y sin ser primero de enero fueron un año nuevo
como aquel del 59 cuando una marea de barbudos fundó el futuro.
Fue una tarde en que la noche quedaba al otro extremo de la orilla
luego de saltar del puente hacia el agua que arrastra el sol
allí respira un río en un pequeño país
y un hombre una mujer y un niño prendido de su pecho
que de tan rojo parecía decir pronto atardece
donde la ternura tuerce al hombre en mar y a la mujer en río
en Boca de Jaruco donde para ser hombre tuve que parir un niño
que se paró en los pies del 59’ cuando se fundó el futuro.
sábado, 23 de marzo de 2013
Carta de Ana nº 6
Lamentablemente Ernesto no son tiempos de pintarse los labios con una bala. Los jóvenes de ayer no hubieran soportado que los cachetearan con la idea de vivir en un capitalismo regulado, que es un modo de decir regulemos el hambre. Porque no es posible abandonar los sueños sin que un pedazo de vida se quede con ellos. El trecho hoy es más largo que ayer y la historia se arremolina en senderos angostos, en enredados, breves y confusos caminos por donde se debe andar dispuesto a perder amigos de la infancia. El llorar verdadero siempre es hacia adentro y en la soledad del silencio. Desde que te has ido Ernesto, varias bandas de música que conociste no existen mas, ¿has visto?, las bandas pasan y la organización queda. Y crece. Como la música. La última carta de Melimí dispara estas preguntas. ¿Cuál fue tu sueño de pan papá, hermano de azúcar y sal? ¿Con qué sangre lavaste el llanto en ocasión de los poemas robados a la realidad y que dieron tersura a tu flor? ¿Es posible pensar en cómo sanarnos hoy para mañana si el pasado aún no ha sido suturado? Cada vez que se acerca, el número 24 no permite que cierre los párpados. Recuperemos a los jóvenes asesinados no con lástima, si con el dolor de las injusticias que les dolían y que no estamos haciendo todo lo posible para que se acaben. Cuando a alguien le duele una injusticia le duele mas que su dolor. Ellos no se tendrían lástima de sí mismos. Tenemos un empresariado que gana, según datos del ministerio de economía, 7 veces más que en la década del 90' y un gobernador que para la inseguridad piensa en mas policía y así, más de una vez te mata a un luchador por meterse a trabajar donde los funcionarios no llegan. Debemos recuperar de los jóvenes de ayer sus propuestas, sueños, inquietudes, voluntad cotidiana y no mera contemplación televisiva de resolver los problemas. Es sano que además de la tortura nos duelan los motivos porque los mataron. La derecha no se agota en Clarín, y los derechos humanos también son la minería que nos está reventando el agua, por dar nomás un ejemplo. Como país y por ellos y por ellas tenemos que poder mucho más. Los jóvenes de ayer no hubieran soportado que los cachetearan con la idea de vivir en un capitalismo regulado, que es un modo de decir regulemos el hambre. Que no nos quieran decir, que esto es lo máximo donde podemos llegar con la lucha porque el cambio social, aún no ha llegado. Y tenemos como ellos que poder sentir poder pensar que las cosas podrían ser de otra manera.
Fue un martes por la noche cuando un árbol de dolor trepó por el pecho antes de salir del pueblo y extendió sus ramas hacia la espalda en un abrazo pulmonar. No era esta vez el monstruo del amor porque no cantaban pájaros en sus ramas ni en las venas. Me senté en la cama. Respiré alto y hondo, pensé en vos pero el dolor no se detuvo. Si es posible ser feliz en invierno o primavera también se puede morir en verano o camino al otoño. Se me hizo que algo en el Caribe se congelaba.
Al entrar al hospital apreté tus ojos en los labios. El pelo corto de tu Melimí y las últimas hojas del verano colgaban de los árboles de la vereda. Te pueden matar y así y todo no estar vencido. Pensé en la irremediable y dolorosa inclinación de los perros hacia el amor, qué ocurrirá con ellos, a quién hacer firmar con la tinta de los poemas escritos a fuego en Latinoamérica que no harán noche al descubierto. Es demasiado pedir, la poesía, no he publicado nada y a dormir en el cajón de la mesa de luz entre cuerdas estiradas y cartas viejas, te pido Ernesto prefiero ser quemada. La paz es haberte escrito lo que dictó sonriente mi demonio infantil. El caballo en que anduve te perseguirá por siempre y vivirá del pasto que crece donde pisas.
Una y veinte de la madrugada. En el momento en que debía tomar el colectivo en dirección a la ciudad en que puedo soñar con que voy a verte y cruzar la vereda del susto en dirección a mi boca, el electro del hospital escribe los latidos del planeta donde te encontraré. Abajo, grave, arriba, agudo, intenso. Tu cuerpo cuelga de estrella en estrella. Abajo, grave, arriba, agudo, ausente. En el silencio del hospital las variaciones del corazón escriben su breve canción, una partitura de arena por donde baja nuestro primer atardecer desnudo.
Tres notas, si mi sol, si mi sol pudiera encenderte, cercanas las dos de la mañana brotaría de las baldosas al borde de la cama un arroyo de aquella playa donde reímos con Sebita, vi cruzar tu cara en una barca de témperas y lanas arremolinadas, sobre el agua flotaba una guitarra y sobre la palma de su madre cantaba el gordo Claudio, que ya no es mas gordo. Entre las cortinas blancas del hospital duerme tu sonrisa. En tanto el árbol crece como una mano de muerte. Y no fue tampoco el fervor de tus tres arroyos volcándose en mi río, tal como se manifestó febrero de regreso del sur en vacaciones, era anochecer y en un estremecer levantamos un perro en la ruta, lo llevamos a casa, se llama Arroyo y en sus patas leo tus calles.
Subí al sueño después de una hora acostada. Trepé al árbol del dolor. A cada rama el dolor crecía. Mis compañeros extendieron una soga roja trenzada de pájaros carpinteros. Al llegar a la copa la abrí como si se tratase de un libro; reveló el nido donde nace el dolor y se abre en alas de alegría. Leí en mi memoria tus últimas palabras, en realidad las primeras de tu último poema para Hugo que decía algo así como que llorar la revolución es dulce pero vivirla es bien salado. Aquí muchos no saben que la fruta y el mar no se han secado. Entonces no puede bastar con envolverte en el celofán de los halagos nada más que porque vives en un país lejano, porque si estuvieras aquí Hugo te escupirían te clavarían la palabra trosko, te taparían la boca con afiches de tu propia cara. Pero tú negro donde asoma el indio sabes que no hay peor traición a un revolucionario que secarte al sol de la dulce y tramposa anécdota. Sabemos que la fruta y la mar no saben de límites y no se han secado a orillas de tu rancho con piso de tierra donde te criaste de niño rodeado de perros, no te conocí pero puedo verte jugar a que te quiero, a que me quieres, si es así de verdad que ser hombre ser mujer es amar más allá sin saber, pero dialogando con la eternidad como si se supiera, y proyectar juntos cada cual en su pequeño mundo tan posible como sea, entonces aún estamos a tiempo de continuar nuestras conversaciones en silencio Hugo Chávez aunque nos digan que te has muerto.
Cuando la noche tiende tu piel de silencio azulado, descifro la raíz de la tinta en la trama de la madera, cierro los ojos y se abre tu cuerpo que cuelga de estrella en estrella color atardecer, en el pozo del ombligo y los murciélagos chorrean plumas en colores, los árboles se arrancan las ramas de la cabeza y ponen en manos de los amigos los pinceles de la risa. La presión está ahora en el número normal. Me levantan de la cama. El médico hace una broma y dice que tanto amor por los bichos bolita está oprimiéndome el corazón. Acaricio en la mente nuevamente la idea de la bala. Al salir lo adivino en la luna gris. Viniste al mundo para observar sencillamente lo pequeño y ser inmensamente feliz por las dudas, y por si acaso compartirlo con esta mujer que te ama como sólo un revolucionario puede amar a su país. Sin embargo desde lejos, separados como estamos Ernesto, te veo enorme. Alguien en una esquina comenta que Chávez ha muerto. Ahora comprendo el malestar en el pecho, tu ausencia, la muerte. Esa manera de nacer en otros cuerpos, en otros sueños que parirán nuevos niños, de echar raíces a través del tiempo.
lunes, 11 de marzo de 2013
Hombre de pecho verde árbol sin fondo
acogedor de pájaros en laberinto,
en tus labios Carlos Marx se besaba con Jesús
para asco y sorpresa de la izquierda dogmática,
vives aun muerto humanamente sangrando contradicciones
hombre cabeza roja de mujer
incendiada flor de arena.
Necesitamos sepas que una sabana donde lloran los llaneros
y se tocan suenan solos oscuros alegres joropos
se extiende hacia el futuro cual si fuese una barba.
Padre a quien escribimos por nunca poder abrazar
con motivo de tus oraciones a lluvias sepultadas
te proclamamos acariciador de nacimientos
y fundador de semillas inocultablemente vivas
en perpetuo dominó de atardeceres.
Porque en tu espalda a resguardo de tormentas
infinitas sangres de infinitos niños
hijos del niño que nació cuando moriste te saludan,
el haber regado con tu viento de sangre las ramas nuevas
de un viejo y vencido tronco del socialismo
para que nosotros con apenas
un poco de pelusa en nuestras pieles
nos paremos en ellas temerosos de tanta distancia,
veamos que el día imposible
podría no estar escrito en nuestro calendario
y de nuestro animarnos depende tu cielo
abierto al vuelo irreversible
gracias al cual fue posible volver a mirar con ojos nuevos
la vieja luz de piedra que nos antecede,
después de ti no es posible ceder el golpe de nuestro tallo
para eso nos parieron a sangre a grito urgente y desnudo
a un nuevo mundo.
Para copiar lo humano y social que tienes de político
y no para ensancharnos la boca de ti
en tanto por detrás inflamos los bolsillos.
Porque llorar la revolución es dulce pero vivirla es bien salado,
aquí muchos no saben que la fruta y el mar no se han secado.
Entonces no puede bastar con envolverte
en el celofán de los halagos nada más
que porque vives en un país lejano,
porque si estuvieras aquí Hugo te escupirían
te clavarían la palabra trosko
y taparían tu boca con afiches de tu propia cara
Pero tú negro donde asoma el indio sabes
que no hay peor traición a un revolucionario
que secarte al sol de la tramposa también dulce anécdota,
como la aprendida teoría enseñada en la universidad pero guay
quien se tome a pecho y espalda aquello,
pero no más que eso porque más sigue siendo menos.
Para quienes de verdad deseamos cambiar de madera el árbol
no nos es posible juzgar por un cambio de hojas
la madurez del tronco no,
somos pájaros hambrientos de una infinita sed de cambio
a quienes no conforman con las migas
que de la boca del dinero caen al suelo,
un mar de coraje sobre un arrecife de palabras nos separan
porque con la muerte de tu hombre
nacen sueños que paren niños
y sabemos que llorar la revolución es dulce
pero vivirla es bien salado,
nosotros que no mandamos
pero nos animamos a pedir
el grito dentro del pan y al revés también,
negado ayer por vos hoy resucitado,
sabemos que la fruta y la mar no saben de límites
y no se han secado
a orillas de tu rancho con piso de tierra,
no te conocí pero puedo verte jugar
a que te quiero a que me quieres si es así de verdad
que ser hombre ser mujer es amar más allá sin saber
pero dialogando con la eternidad como si se supiera
y proyectar juntos cada cual
en su pequeño mundo tan posible como sea,
entonces aún estamos a tiempo
de continuar nuestras conversaciones
en silencio Hugo Chávez
aunque nos digan que te has muerto.
Fernando.
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