sábado, 18 de mayo de 2013

La noche encorseta con su corpiño de estrellas la tarde gris
y tu cuerpo de tela violeta bordea en bicicleta la plaza verde y redonda
No es necesario verte la cara de selva roja
para conocerte por la flexión de tus rodillas 
son tallos donde se articula la lluvia con el sol
la plaza aprieta un otoño hoja a hoja segundo a segundo
se confunde con la primavera rosa y tirante de tu Olimpo
Del mismo modo que el amor mata al otoño y la juventud se lo come
en la memoria un colchón de sombras espantadas de ver la luz
flota sobre un piso de madera donde los esqueletos se quitaban la piel
El final de esta historia del futuro es una birome de lluvia sobre un papel
tartamudo equivocado de tinta
En tanto el reloj en el bolsillo mide el pulso del viento
que corre detrás de tu bicicleta
la calesita de la plaza gira igual a un reloj
rodeado de árboles convertidos en venas desangradas
en multitudes de pájaros que giran sin tiempo
Los caballos de la calesita relinchan a tu figura de animal sin riendas
y la única rienda de tu caballo es la cadena de la caja pedalera 
 
En tanto contraigo el grito de tu nombre que se aleja al galope

concentro la punta de la mirada en el horizonte que se traga tu sombrerito
y fantaseo con que se corta la cadena de tu corsel a pedales
Entonces me acerco lentamente como en el campo
se comporta el vampiro con el caballo cuando está dormido
teatralizo un drama en este día organizado
Pero la ternura no admite el terror de los ángeles del cielo
que de pronto estacionan su nave de silencio en la ruidosa avenida
y me llevan con tu animal de la mano montado
hacia batallas con el cañón de tu amor al hombro y a caballo de la libertad
para agrietar falsos horizontes de hierro en esta tarde en que te veo pasar
el azar le coloca la montura a los sentimientos
Sólo así se explica esta tarde circunstancial
de tu animal violeta manso entre tus piernas bordea el verde de la plaza
donde giran los caballos
el gobierno libera por presión de la sangre en las calles azules

cinco presos políticos secuestrados por no guardarse las palabras en el bolsillo
y evitar el despido de 124 trabajadores del Estado
¿Acaso debo explicarle que en la calesita de la historia y el destino
tanto para el amor como para la justicia
perseguir es retroceder?

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