lunes, 23 de mayo de 2011

Rastros


Donde la copa de un árbol se perfuma
por la flor que aroma desde el suelo
y un pájaro afilado cruza la sangre del atardecer.

Donde la fiesta del silencio 
en horas de la siesta arremolina en los corrales
la luna petrificada, su pálido andar
y un hermano perdido dibuja su sombra al atardecer.

Donde la calma del pueblo
se tiende a descansar en la cama y detiene un respirar.
Donde la infancia va quedando dormida
en un rincón del comedor.

Donde la mesa se persigna y desviste
de su savia anterior.
Donde se mueren los sueños y vuelve tierra el amor.
Donde habita la muerte están los rastros de tu risa
no estás vos.

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