miércoles, 11 de mayo de 2011

Cielo de azulejos


Memoria de un cielo de azulejos
intentaré una vez más un sol para tus muertos.
Porque aquel sol por las tardes
continúa deshojándose
fríamente sobre los cuerpos.

Aquel cielo gris y enrejado de hospital
y locos tirados por el suelo
sombras escapadas de los cuerpos 
abandonados en el monte de lágrimas escondido
detrás de esta sonrisa de niño hecho polvo
movida por hilos de alegrías y tormentos,

late bajo la tierra a cada metro aquel cielo gris y enrejado
que visto desde la tierra parece un cementerio
donde los hombres se acurrucan como perros
dormidos en colchones de olvido con la mirada en un hueco
desde donde ven pasar los cielos
hundidos en la más infinita nada.
Para esto la tristeza ha inventado las ventanas.

Aún el frío de aquellas manos invierna el alma por momentos
y sus ojos se han quedado con la mirada en la lluvia de pastillas
cual estallido ciego o parto somnoliento
de ángeles torturados que fueron arrancados
de las más floridas primaveras del infierno.

Más de una vez quise quedar dentro de aquel cielo gris y enrejado
fundado una tarde de espanto naturalmente
forrada con los deshechos de la piel de Dios
empapelando laberintos de espejos
donde aúllan los pájaros y entonan los perros.
Cada noche se cierra la noche
y se oyen desde el fondo de lo lejos risas tristes
como una constelación de ángeles
las risas y dolores del hopital Borda
son disparos de estrellas que se clavan en el cuerpo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario