martes, 12 de abril de 2011

Sonata para un ángel de hocico negro


Sonata para un ángel de hocico negro

La tarde guarda el retrato de un perro feliz con su niño
su mirada entre las manos era un verde laberinto
un monte dormido sobre el campo
encendido entre las casas

apenas hace tiempo
un caballo pequeño cabalgaba a la par del río
confundido entre las piernas
hoy tu rumbo es el camino
anacrónico animal habitante del olvido.

Y ahora es cuando en nombre de todos tus amigos
vuelven con la misa de la noche
a brillar las pisadas que nos llevaron a caballo
hasta el arroyo a pescar el trazo de una estrella,
la espina de la rosa que suplanta a la espuela,
la flor deshojada del verde verano que crece en el fondo del rio.

Ahora es cuando te nombro perro diablo
que estás en la memoria de nuestras manos
y a pleno sol se desvisten los grillos
para afinar Sonata para un ángel de hocico negro
que revolotea entre potrillos.
El corazón a la distancia te llama con un silbido.

En nada se parece esta soledad de cuero gastado
a nuestro silencio compartido
pájaro terrestre fiel a lo inexplicable
callado duerme un perro acurrucado
en el fondo de aquel niño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario