Pelo rojo catarata porqué te enredas en las agujas del reloj
detienes la sangre del tiempo
envuelves el cielo de esta manera
y techas los pueblos con pájaros en cuya voz corcovean
caballos
si ya bajo los brazos de Vicente Rojo dos fusiles se quebraron con gritos de plomo
por defender su república durante la guerra civil
tus dos rodillas se doblaron en las costas del faro
que se levanta mas allá de mi ombligo
Cuba es una herida solitaria y volcánica pues ningún
otro país la siguió
sino que todos los países elegimos el camino de
lastimarnos hacia adentro
aquí está también la explicación de tu exilio y soledad
Vicente
que con tu partida adornaste las aulas de Bolivia para regresar
callado y mas viejo con flores a Madrid
en el ‘58
otro Vicente Rojo esta vez mexicano se desnudaba
con su pintura figurativa quizá para orientarse
en la oscuridad caótica de este mundo gris bañado de
marionetas con pantallas en las alas
te encontré igual a un pintor gracias al juego de
colores y geometrías
logré orientarme en estos tiempos en que el
verdadero matiz de la locura
devela los engaños
es necesario pasar por demente y sostener el corazón crepuscular
ser distinto frente a los espejos de carne sin pared que se ríen
es necesario pasar por demente y sostener el corazón crepuscular
ser distinto frente a los espejos de carne sin pared que se ríen
ser distinto
porque los iguales no transforman el mundo aquí
danzan las aves al interior del frasco ensangrentado que es el cielo
danzan las aves al interior del frasco ensangrentado que es el cielo
y el mar rojo se inclina hacia las costas
occidentales de Arabia
en tu novela Rojo y Negro Julien Sorel
comprendo ahora tu frágil deseo de ascenso
al trepar hacia la boca atardecida de floripondios
baja por las venas el color de los telones transparentes
donde te escondes
detrás de la frontera de un sueño lento
disminuye el tono vascular periférico
pero se paran los Guardias Rojos cuando Mao Zedong
deja caer sus párpados
para vaciar los ojos de dólar a Washington luego de arrancarle
el pico en Vietnam
not ie
aún no me rindo simplemente callo mi boca con tu
piedra estomacal atada
a las alas del paraguayo Liberato Rojas derrocado
por su propio partido
ellas guardan algo tibio aún y no es sólo tu voz
tampoco tu campanilla genital
tampoco tu campanilla genital
que suena en el silencio de este rojo rincón de la historia
que supo opacar
un venezolano pintor Cristóbal Rojas con el infame
ladrón de Cristóbal Colón
reivindico su calavera sin sal
su mar sin carabelas
su mar sin carabelas
la tinta que abrió sus piernas para que pueda parir dos
libros
La muerte de Girardot y El purgatorio
de este país de pulso acelerado con nombre de metal
y flor en que te escribo sin respirar
reivindico tu cabello rojo catarata.
Atardecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario