martes, 20 de diciembre de 2011

Pequeño paraguas


Cada vez que te veo volver
desato una nube
construyo un barco de papel
froto mis manos
descuelgo el paraguas.

Los ojos grises del cielo anticipan
que la lluvia salada desembocará
en tu boca de tormenta.
Desde hace tiempo no ríe
tu corazón nublado, y buscas un paraguas

donde limpiar tu cuero de barro,
sentimientos hambrientos de basura
desparramada por este perro.
Y llueves para curarte
pero ya tu tierra está herida.

Entonces te acercas, harta de lluvia
hasta este cuerpo desierto, sin llanto
a humedecer de recuerdos las flores de nuestro patio.
Pero bajo mi paraguas ya no hay lugar para dos lluvias.






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