Mi madre fue
una perra que juntaba a sus hijos en un abrazo y decía huelansé. Luego nos
limpiaba con su lengua de cebolla y vino el ombligo y las orejas, corriéndonos
con canciones húmedas a los gritos por la casa, pues había que reescribir las
prolijas tintas femeninas enseñadas en la escuela y la ortografía de las
vidrieras donde no se refleja el arco iris,
creo nunca ofendió a nadie con sus aullidos salvo a la
noche fulera, cuando le faltaban las uvas para dormirse en paz detrás de
sus semillas, y a las estrellas por reír como un caballo hasta hacerlas
temblar, nos leía en voz alta a orillas de la cama, incluso para los niños sin
zapatos que habitaban aquel mar donde flotaba nuestra tierra insurgente,
afirmaba la
maldad es hija del abandono y sólo se ablanda con palabras, para al otro día
despertarnos otra vez con esas caricias, subir las persianas y cantar, para
luego en silencio con la amanecida irse al trabajo, hacerse el hombre y
derrotarlo sin necesidad de pelar nunca su cuchilla de vapor y aceite, o su
dulce teta maquiavélica de leche potenciada en ríos de mariposas,
mi
buena madre perra fue tres veces Reina de la Primavera por su belleza de otoño
y su mirada de invierno en alientos de verano, vivió un tiempo donde los autos
eran menos veloces, las casas menos lustradas y los arroyos más claros, la
escuché decir sin pronunciar una palabra yo fui pobre, lavaba la ropa a mano en
el patio dándole bomba a la vida a los diez años y leía a vela entre paredes de
barro páginas anaranjas, y por eso ahora es una perra con lentes donde vemos
como detrás de la ventana del comedor crece el pasto blando y verde de sus
ojos,
sin
haber estudiado en la universidad tuvo la coherencia de sintetizar proyectos
políticos con la economía de palabras que da lo sentimental, recuerdo dijo
cuando yo era chica se veía menos modernidad y menos miseria, de seguro éramos
más parejos porque cuando elegís y el dinero está en el medio aunque no lo veas
tu mundo girará una tuerca más hacia la derecha. Y para ser hombre es necesario
salir del hombre no lo olvides, el corazón queda a la izquierda junto al tango
del comedor,
mi
vieja dijo la familia es una circunstancia al igual que los amigos, porque el
mañana de la historia o sea el futuro que no existe, se ocupará de ejercer esas
palabras, suavemente, como una actriz desnuda callada y ausente al escribir una
carta, mi madre fue perra caballo y también paloma. Porque incluso en sus días
de lluvia en la frente y épocas de tormenta, nos echaba del nido empujándonos
con las alas.
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