La
poesía nos salva de llorar. O es llorar por las manos. La poesía es una espada
capaz de cortar una lágrima al medio. La poesía es un río desbocado hacia los
peces de tu sonrisa. O es tu sonrisa desbocada en el mar.Las lágrimas no
cambian el curso del mar. Pero son inevitables frente a ríos de mediocridad.
Sólo luchar como se pueda, hacer lo que uno puede, equivale a sembrar con una
espada una lágrima que potencialmente puede transformarse en una mina. Es la
pólvora por la que preguntarán nuestros hijos. Incluso ausente, serás la mujer
inconforme, democrática y explosiva que busco y encuentro en la calle desnuda.
Y ahora, en
medio de la calle inundada de hambre, la balsa de tu sonrisa emerge en batallas de
antemano perdidas. Este cielo nublado es tu sombra y bajo tu cuello sobre la sangre de tu pecho izquierdo me alejo de tu boca. Podría distraerme en una nube e imaginar que es
uno de tus suspiros congelados a lo lejos
necesito
confesarte el grito de sal de los delfines amordazados en el fondo del alma
las
estrellas desnudas en esta oscuridad helada y
la risa contenida
en el viento de sábanas azules levantadas para el barrilete de tu cara.
en el viento de sábanas azules levantadas para el barrilete de tu cara.
Y tu pelo revuelto de hombres y mujeres con la
cara detrás de las rejas, esperando justicia. Cada ser tiene su cárcel, escribiste en mi estómago y tú tienes la mía. Busco en tus ojos el sol esmaltado. Si sólo pudiera
tenerlos ahora atravesando las ramas cansadas de las manos.Un perro se para en tus
rodillas y lame tus muslos. Y te miro y no te digo nada, y me quedo en la calle sentado en dos patas.
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