Luego de un largo sumergirme
en tu mar rosado y dulce
asomaré la cabeza para ver
que la costa aún está lejos
y tu cabellera se agita en el horizonte
como un grito soleado
que despierta los pájaros dormidos
en los hombros de tu tierra
duermen las estrellas fundidas
de la noche anterior.
Se está tan cómodo en esta península
resguardado entre tus costas.
Pero las aguas inquietas
de tu transpirar me fuerzan
a seguir nadando y entonces termino
tierra adentro.